OAXPRESS: El gobierno de Gabino Cué manejó una tesis que impactó en la conciencia ciudadana

#Opinión Por:  Juan Pérez Audelo

A principios de 2011, en plena euforia de la alternancia y el cambio, el gobierno de Gabino Cué manejó una tesis que impactó en la conciencia ciudadana: no habría impunidad para todos aquellos que habían saqueado el erario estatal. Es más, la instrucción que tenía quien fuera titular de la Secretaría de la Contraloría y Transparencia Gubernamental, era ir por ellos y consignar los pliegos de responsabilidades de al menos 32 ex funcionarios corruptos del anterior régimen.

Los principales diarios de circulación nacional se dieron vuelo con la nota. Las fotos de los presuntos indiciados y los datos de quebranto al erario estatal, fueron parte del escarnio público. Nombres y nombres, como dijera Ikram Antaki, eran lanzados como huesos a una jauría, ávida de hacer pedazos a quienes habían terminado su gestión, con una mala nota. Y citamos en este espacio la frase genial de: “los carniceros de hoy serán las reses de mañana”. Y así fue. Hoy, al menos cinco ex funcionarios son víctimas del escarnio mediático y ciudadano.

Uno de los reclamos al gobierno anterior fue que nunca cumplió; que todo fue amenaza y amago; que ni una mínima parte de los corruptos del pasado habían pagado el robo vil al erario estatal. Es más, la mayoría de los indiciados del régimen ulisista goza de cabal salud. Gastan sus fortunas mal habidas con absoluta impunidad y descaro. El gobierno anterior pues, dejó sin castigo un hecho grave, porque nadie podrá considerar que robarle a los más pobres, sean un acto de justicia sino que es un delito de lesa humanidad.

La pregunta que subyace hoy en el imaginario colectivo, habida cuenta de la situación tan grave en la que quedaron las finanzas estatales y la administración pública en general es: ¿Habrá en esta gestión, alguna investigación y castigo a los responsables o los oaxaqueños seguiremos como testigos silenciosos y frustrados del saqueo sexenal? ¿Tendrá la ciudadanía, los más pobres de este estado, que quedaron sin atención médica, carente de medicinas, de los servicios básicos; empleados sin el pago de sus salarios; proveedores sin el pago de sus servicios, etc., alguna satisfacción o la impunidad se irá diluyendo en algún arreglo político?

Si bien es cierto que el castigo a los saqueadores no está entre las prioridades del ejecutivo estatal, más preocupado por ver hacia adelante, lo cual es correcto, pero estamos ciertos de que más allá del morbo, de la venganza o del ajuste de cuentas con el pasado, el oaxaqueño común quiere una prueba de que los corruptos sean castigados. Sin duda alguna, ello coadyuvará a fortalecer en el ánimo ciudadano, al gobierno que recién inicia con un discurso de no a la corrupción y a la impunidad. (JPA)