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#Opinión Por :FELIPE SÁNCHEZ JIMÉNEZ
Dos ex gobernadores oaxaqueños, José Murat y Ulises Ruiz, fueron foco de atención en Campeche donde, en el marco de su 22 Asamblea nacional, el PRI delineó sus nuevos estatutos pero sin restar fuerza al control presidencial.
Llamaron la atención por dos cosas. Primero, porque dejaron la impresión de haber resuelto su rivalidad política cuestión que parecía insuperable. Segundo, por su excesivo protagonismo.
En ambas jugadas, Murat siempre fue visto llevando la delantera. Buscando previamente los reflectores, platicó públicamente con Ulises en la misma sede, ante todos los asistentes. Dicen que hasta bromearon.
Así dejaron atrás los enconos que llevaron hasta el extremo durante la pasada competencia electoral local. Los medios registraron puntualmente aquellos días, los golpes bajos, de uno y otro, con la intención de mantener su predominio en el control político. En la foto que buscaron -como no queriendo la cosa- evocaron la clásica y turbadora frase farandulezca: entre priístas “podremos despedazarnos pero jamás hacernos daño”. Je, je.
Murat, con su activismo político preponderante cabildeó intensamente, a todas horas, para que en la mesa del análisis de los Estatutos, salieran avante las propuestas delineadas desde la cúpula tricolor: apertura de candados, no a la consulta a la base y freno a los “chapulines” que brincaban cómodamente de una candidatura plurinominal a otra, sin mayor esfuerzo. A su lado, se movía, bisbiseaba, iba y venía, el dirigente estatal de la CNOP, Jorge González Ilescas.
Dicen que ayer, al dejar Campeche, Ulises se veía compungido, tanto que ni se despidió del Chocki, su creatura sexenal. No es para menos. Batearon su propuesta incoherente de “no a las imposiciones” cuando esta práctica está en los genes del PRI. El mismo URO fue gobernador impuesto como candidato por Murat. Eran los tiempos en que los gobernadores tricolores, sin el control del Presidente de la República, actuaban como virreyes.
En contraparte, José Murat sudaba satisfacción. Con la aprobaciones en la mesa de Estatutos, sabe que sin candados, el presidente Enrique Peña Nieto, tendrá las riendas en la mano para la designación del candidato a sucederlo. Hay priistas que hasta dicen que EPN tiene listas las cartas de tres prospectos: el titular de la SEP, Aurelio Nuño, el secretario de Hacienda, José Antonio Meade y un poco lejos del ánimo presidencial, Miguel Ángel Osorio Chong.
DAMNIFICADOS
Los candidatos “chapulines” fue otra de las inquietudes que en Campechelogró unir a los priistas: Se vio el resentimiento contra los diputados y senadores que han usado las listas plurinominales para eternizarse en el fuero, las generosas dietas y las insuperables canonjías en el Congreso de la Unión.
Digo que se unieron porque sin importar filiaciones, grupos, corrientes, estados o niveles, muchos delegados de la mesa de Estatutos, gritaron que estaban hartos de que las posiciones de representación proporcional se las repartieran “vacas sagradas”, consentidos, consentidas, líderes sindicales corruptos y toda laya de veteranos “comodines” que brincan de una candidatura a otra, sin hacer nunca campaña.
¿Y qué “chapulines” oaxaqueños podrían ser alcanzados por estas modificaciones priistas?
Las primeras diputadas que se estremecieron son María de las Nieves García Fernández y Mariana Benítez Tiburcio. La primera es legisladora plurinominal, no pasó la prueba de las urnas pero es doblemente beneficiaria del dedazo.
La hicieron diputada y luego coordinadora de la bancada tricolor. Ah, el próximo año presidirá la Junta de Coordinación Política. Todo sin hacer campaña. La segunda, también llegó al congreso federal vía plurinominal, gracias al dedazo.
Ha sido muy cuestionada por su apego a “los moches”. Estas dos damas andan preparando bártulos con la idea de brincar al Senado. Por lo pronto, ya les marcaron faul en su desatada carrera. El próximo sábado ratificarán estos cambios estatutarios y conoceremos las normas. Entonces sabremos si prohibir a los priistas saltar inmediatamente de una posición plurinominal a una nominal será regla.
