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#Opinión Por Alfredo Martínez de Aguilar
La genialidad de los gobernantes, servidores públicos y políticos oaxaqueños en general no tiene límites. Lamentable y dolorosamente esta característica, generalmente se convierte en perversidad en perjuicio de los oaxaqueños más pobres durante los gobiernos en turno.
Este es el caso de los prefabricados conflictos en los rubros de educación y salud, dos de las áreas estratégicas más neurálgicas que atienden a los sectores más amplios de la población vulnerable: niños y jóvenes, y enfermos de todas las edades, particularmente mujeres.
Ambos renglones, se han caracterizado por el más escandaloso saqueo desde hace casi cuatro décadas. Y para proteger y garantizar la total impunidad a los probables responsables intelectuales y materiales, qué mejor que prohijar la permanente agitación sindical.
Habrá alguna duda que se trata de una acción concertada de la misma mano negra que mece la cuna de la corrupción y la violencia política en Oaxaca para encubrir ésta, cuando el ‘modus operandi’ es el mismo, reforzada por la presencia de operadores financieros de esa mafia.
A quienes lo duden por ingenuidad, escepticismo, amiguismo, compadrazgo o abierta complicidad, ahí está la misma logística paramilitar en las movilizaciones, marchas, plantones y bloqueos en los mismos puntos estratégicos que la subversiva Sección XXII de la CNTE.
Después del viejo y nuevo Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca la Secretaría de Salud y los Servicios de Salud de Oaxaca son la dependencia más infiltrada por los dirigentes de las organizaciones radicales vinculadas a los grupos armados que operan en Oaxaca.
En la política y en la administración pública no hay coincidencias ni casualidades, sino causalidades. Acaso es simple caso fortuito, asimismo, que después de la ejecución de Rafael Pérez Gavilán Escalante, en su hogar, migrara del IEEPO a Salud Hugo Espinoza Morales.
El Subdirector General de Administración y Finanzas de los Servicios de Salud, sustituto del torturado Pérez Gavilán, integra el grupo de ‘fontaneros’ financieros encargados de limpiar las cañerías de la corrupción. Otro es Rogelio Hernández Cázares, director del Seguro Popular.
Desde la Coordinación General de Personal y Relaciones Laborales del viejo IEEPO Hugo Espinoza Morales cubrió eficazmente los ‘hoyos negros’ de los miles de ‘aviadores’ y de la ‘nómina fantasma’ al lado del excelente administrador público Antonio Iturribarría Bolaños.
Prueba de ello, una vez más está en marcha la “Operación Gato” en la Secretaría de Salud y los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO), a fin de echar tierra al mar de excremento o, si lo prefiere, llamar claramente en castellano, echar tierra al mar de mierda de la escandalosa corrupción.
Es, ciertamente, una maldición heredada al primer gobierno de alternancia que echó al PRI del Palacio de Gobierno, pero no menos cierto que éste disparó a límites jamás imaginados la corrupción, de manera inédita, sin precedentes en la historia de Oaxaca, sin llenadera alguna.
A lo largo de los últimos 40 años nos hemos escandalizado, rasgado las vestiduras y puesto el grito en el Cielo hipócritamente porque cada sexenio los sucesivos gobiernos han resultado peores que los anteriores. Pero el peor de todos ha sido el de la administración que termina.
Traicionado por el afecto a sus amigos de infancia, compañeros de banca y compadres, Gabino Cué tiró al cesto de la basura de la historia el enorme bono democrático y demográfico con el que arribó triunfalmente al largamente anhelado gobierno de Oaxaca como joven gobernante.
Nadie sabe a ciencia cierta, ni el propio gobernador Gabino Cué, a cuántos miles de millones de pesos asciende el asqueroso saqueo en los rubros de educación y salud. Lo cierto es que las estimaciones extraoficiales frisan los cinco mil millones en el caso de la Secretaría de Salud.
Ello hace entendible que en los corrillos de los Servicios de Salud de Oaxaca corran insistentes versiones que los operadores que hacían el trabajo sucio al defenestrado secretario de Salud, Germán Tenorio Vasconcelos, estuvieran dispuestos a matar para ocultar la corrupción.
Se menciona especialmente a uno de los más cercanos colaboradores de Tenorio Vasconcelos, vinculado a los bajos fondos penitenciarios, lo que supuestamente facilitó la contratación de los autores materiales, quienes recuperaron las pruebas de la corrupción que exhibiría Rafael.
Pruebas que, según fuentes federales, fueron mostradas por Rafael Pérez Gavilán Escalante días antes de ser torturado y ejecutado en su hogar, en el Fraccionamiento Sierra Juárez, a su amigo-hermano Enrique Arnaud Viñas. Secretario de Finanzas, y al gobernador Gabino Cué.
Al no encontrar eco en su denuncia de la escandalosa corrupción en la Secretaría de Salud y los Servicios de Salud de Oaxaca, el ex Subdirector General de Administración y Finanzas enviado por Arnaud Viñas a Salud para frenar la corrupción decidió denunciar públicamente la misma.
No obstante esta digna y valiente decisión que garantizaría la inmediata destitución y consignación de Germán Tenorio, Pérez Gavilán, indignado al no ser atendida su denuncia, cometió el grave error de amenazar al autor intelectual del saqueo en Salud y éste le calló.
¿Qué cantidad de dinero debe alcanzar la corrupción en la Secretaría y Servicios de Salud de Oaxaca para que sus funcionarios públicos estén dispuestos a matar a uno de sus ex compañeros y a realizar actos de terrorismo al estallar artefactos explosivos en sus propias instalaciones?
El martes 4 de octubre en la madrugada grupos interesados en provocar terror en la capital oaxaqueña en general y de manera especial al interior de la Secretaría y Servicios de Salud de hicieron estallar un artefacto explosivo en el inmueble de la Dirección de Enseñanza y Calidad.
El ‘modus operandi’ de este tipo de acciones, de ninguna manera se trata de operaciones individuales aisladas, sino de acciones concertadas, debidamente planificadas y fielmente ejecutadas, con logística militar o paramilitar, lo que le eleva a asunto de seguridad nacional.
¿Cuál es el mensaje y a quiénes está dirigido con estas acciones de terrorismo en instalaciones de la Secretaría y Servicios de Salud? Por qué se busca sembrar terror? ¿Qué se busca ocultar? ¿Acaso la investigación sobre la tortura y ejecución de Rafael Pérez Gavilán, y la corrupción?
