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Relatos mixtecos: La carreta de San Fernando en busca de almas para llevarse

En sus casas las personas con las manos juntas, dobladas las rodillas y con los labios cerrados le daban gracias a Dios, “señor te doy gracias que San Fernando no pasó por mi calle”


Heroica Ciudad de Huajuapan de León, Oax. 2 de noviembre de 2020. “Este relato lo escuché de los labios de mi madre y se le conoce como la Carreta de San Fernando. Hace mucho tiempo, cuando en Santiago Huajolotitlán no había luz eléctrica, en las lunas llenas sonaba la carreta de San Fernando”, compartió Rubén Urrutia Cruz, nativo de Huajolotitlán, en el marco del rescate de la tradición oral que fomenta la Biblioteca Pública Municipal Maestro Rafael Ramírez Castañeda.


Reseñó que la carreta de San Fernando se oía de la iglesia al Calvario y del Calvario al panteón. “La conducía un esqueleto con una campanita y llegando a la calle principal de la comunidad se detenía para ver por qué calle seguía su camino; y en la calle en la que a travesaba seguro que se iba un alma, seguro que se lo llevaba”.


La gente al otro día comentaba despavorida: “Escuchaste la carreta de San Fernando, la viste. No ni Dios lo quiera. Ojalá que nunca pase por esta calle porque no sabemos quién se vaya”, expresó.


Las personas en sus casas, con las manos juntas, dobladas las rodillas y con los labios cerrados le daban gracias a Dios: “Señor te doy gracias que San Fernando no pasó por mi calle”, puntualizó el relato.


Urrutia Cruz, evocó que de este relato se puede reflexionar también que la muerte no llega con la enfermedad o la vejez. Sino que la muerte llega con la ingratitud y el olvido. En este contexto agregó: “Hijo, si alguna ves me ves dormido y que en la silla me quedé vencido, abrígame hijo mío y déjame soñar con mis recuerdos”.


Añadió: “Si algún día ves que mi vista se pierde en el horizonte, no estoy loco, es que la brisa o el viento me trajo algún reproche; hijo si ves que en el sillón donde paso muchas horas ahí sentado, vez que no puedo levantarme ayúdame hijo”.


Hijo me da pena decirte que cuando sales ya no puedo caminar a tu ritmo, “espérame trataré de alcanzarte y te juro que venceré al cansancio”, concluyó.

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