PASANDO LISTA DE PRESENTE: Macedonio Alcalá: Dios nunca muere

Opinión por Raul Maldonado Zurita.

•   “Empieza a vivir una eternidad” el 24 de agosto de 1869.

PASANDO LISTA DE PRESENTE en el aula de la vida paraexclamar ¡Viva Macedonio Alcalá! Sí, amigas y amigos, viva el autor del himno inmortal de los oaxaqueños, que irradió su mente con la verdad: DIOS NUNCA MUERE.

Ríos de lágrimas se han derramado cuando de pie escucha Oaxaca el genio musical de uno de sus hijos.

Muere el sol en los montes
Con la luz que agoniza
Pues la vida en su prisa
Nos conduce a morir

Nuestros abuelos lo escucharon con Javier Solís y Pedro Infante, nosotros lo escuchamos con marimba, banda, piano y violín, o solo guitarra, generaciones de oaxaqueños nos hemos conmovido con la esencia musical que todo lo envuelve, es cuando el espíritu habla, es la más elevada manifestación.

Voy a dejar las cosas que amé
La tierra ideal que me vio nacer
Sé que después habré de gozar
La dicha y la paz
Que en Dios hallaré

De musas divinas el oaxaqueño hizo brotar el canto que acompaña de la cuna a la tumba al Oaxaca de Juárez. 

Hambre de vida, más allá de la muerte fue la del “Tío Macedas”, como cariñosamente era conocido. No tuvo el “don” de los que poseían “dinero a lo bruto”, sólo el “tío” como en los pueblos oaxaqueños se les llama. Con dinero se compran muchas cosas, pero la eternidad sólo la conquista el genio.

Su realidad fue la pobreza hermanada al dolor y la angustia reprimida.

Se dice que nuestro compositor “se fue a buscar su vida” a la Mixteca donde sólo encontró, que su mundo lo habitaba la tristeza y las carencias. Era agosto de 1869 cuando retornó al Oaxaca de sus amores a dejar que la existencia se le escapara en lenta agonía.

Sé que la vida empieza
En donde se piensa
Que la realidad termina

Sé que Dios nunca muere
Y que se conmueve
Del que busca su beatitud

“Dios nunca Muere” es de las canciones, que tienen pase directo al cielo y las disfruta el creador, el inventor de sí mismo, el dador de vida.

En esa partitura especial, -que sólo los consagrados pueden elevar-, así se expresaron Salomón y David.