Igavec Noticias Noticias Oaxaca
#Opinión Por: Juan Pérez Audelo
http://www.oaxpress.info/comentario-hoy-martes-18-octubre-2016/
En al menos tres semanas, concluye su gestión la Sexagésima Segunda Legislatura del Estado. Los diputados y diputadas, con sus honrosas excepciones, se irán a casa con el estigma de haber sido parte de la peor legislatura de la historia política de Oaxaca. Pero además, la más onerosa, la más improductiva y la menos transparente.
Resulta una cruel paradoja que mientras el país trata de caminar por la ruta de la rendición de cuentas, aquí vayamos en sentido contrario. En los tres años de gestión se destinaron al Congreso mil ochocientos millones de pesos. ¿Alguien sabe qué destino tuvieron o en qué se justifica dicha cantidad que en cualquier circunstancia hubiera servido para poner en marcha un programa social o paliar la pobreza de algunos sectores rurales?
La citada legislatura se distinguió por sus conflictos, su improductividad, su veleidad. Diputados con porros armados; legisladores violentos que asistían a las sesiones e echar camorra; diputadas que parecían verduleras cuando dirimían sus diferencias en medio de gases lacrimógenos. Un verdadero circo, maroma y teatro. Una ley de educación que tuvo que aprobarse a escondidas y muchas más en el tintero, pues fue tal la improductividad, que hubiera sido más penoso haberlas aprobado al vapor.
Pero antes de salir por la puerta trasera de la historia, se sacaron de la manga una maniobra burda y torpe: modificar la ley que crea y le otorga autonomía a la Auditoría Superior del Estado –la ASE- para que sus decisiones en torno a la fiscalización de funcionarios, ediles y concejales, al perfilarse su naturaleza de tipo penal, sea pasada por el rasero del arreglo político. Es decir, ninguna consignación por peculado, malos manejos, desvío de recursos y otras corruptelas podrá ser consignada ante la Fiscalía General del Estado, si antes no ha pasado por el tamiz de la Junta de Coordinación Política.
Para los especialistas, en materia de fiscalización y de órganos autónomos para hacer realidad el Sistema Nacional Anticorrupción, hemos retrocedido al menos diez años. Se estarían aplicando esquemas similares como cuando existía la obsoleta Contaduría Mayor de Hacienda. En efecto pues, como lo hemos dicho, en Oaxaca damos un paso tambaleante hacia adelante para retroceder dos.
La única alternativa de contrapeso para poderes reales o fácticos como es la legislatura local, es la sociedad civil organizada. Oaxaca no puede permitirse el lujo de tener diputados federales o locales que jamás abordan tribuna, que nunca proponen un punto de acuerdo, mucho menos una iniciativa. Ya basta de mediocridad y de ignorancia, pero más aún de complicidad y componendas de espaldas del pueblo oaxaqueño. (JPA)
