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#Opinión Por: Felipe Sánchez Jiménez
El fin de la pesadilla o la luz al final del túnel, pudiéramos llamar el fenómeno de los últimos pataleos de la bestia cartel 22 que, padecimos en menor grado, el pasado día primero. Alimentada por sucesivos gobernantes perversos del PRI y cebada brutalmente en el sexenio del “gabinato”, hoy, la bestia parece sucumbir.
El pasado fin de semana, lo que queda del llamado movimiento “democrático” magisterial, resopló sin fuerza. En una irracional “persecución” contra el gobernador Murat Hinojosa, amenazaron con “accionar” violencia para que no asistiera, primero, a Huautla de Jiménez; y luego, a la clausura de cursos a estudiantes del Cecyte para orientarlos sobre lo nocivo de las adicciones y embarazos prematuros. Al final, los operadores no vieron riesgo alguno.
Consideraron que esos “maistros” eran puro “jarabe de pico”.
En la región Mazateca, más de dos mil indígenas acompañaron a 115 de sus familiares que en el hospital del IMSS, recibieron cirugía y tratamientos gratuitos para recuperar la vista. La gente se volcó a agradecer al gobernador y al director del Seguro Social. Menos de cuarenta “maistros”, se quedaron con sus apagadas consignas de “el pueblo unido…”. Al llegar el helicóptero con los funcionarios, los disminuidos alborotadores, se replegaron con su vergüenza.
El que no sabía dónde esconder su vergüenza, era el presidente municipal de Huautla, Oscar Peralta Allende, antes perredista y hoy en la suma de las ratas que huyen del barco, se dice del MORENA. Es un revoltoso profesor anclado en su discurso rijoso de los 70. Digo que ocultaba su apocamiento porque unas horas antes había dicho al delegado del IMSS, Juan Díaz, que “no hay condiciones” para que venga el gobernador. Trató de asustar con el “petate del muerto” al advertir: “más de 25 mil maestros” se concentrarán en un santiamén para echar al gobernador. Eso dijo.
Esas palabras casi lo atragantan cuando miles de mazatecos recibieron a la comitiva. Lo único que vieron en Huautla fueron agradecimientos de los mazatecos y la vergüenza de los pendencieros que embaucaban al decir que la revolución es cerrar escuelas.
El mismo tono del tigre desdentado y sin garras privó en la reunión con estudiantes del Cecyte en esta capital.
El gobernador fue recibido por no más de medio centenar de “maistros” con el puño izquierdo a medio alzar. La irracionalidad de sus gritos no arredró a Alejandro Murat. Se acercó a ellos y dialogaron. Otra vez, sus peticiones, por disparatadas, se opacaron cuando el gobernador se sentó entre ellos para decirles: la Reforma educativa es una realidad, el que no estudie no tendrá plaza, el que no tenga plaza no podrá cobrar.
Está claro. En el cartel 22, desde hace mucho se dieron cuenta de que ya no es posible seguir engañando a muchos. Se acabaron las “banderas políticas” y encima tienen el repudio del pueblo. Su último intento para demostrar una fuerza que ya no tienen, fue la destitución del director del IEEPO, Germán Cervantes Ayala. Nada lograron. Así lo confirma el Coordinador de Padres de Familia “Por Una Cultura Educativa”, Alfonso Soriano Lozano.
Afirma que lo único que les queda es aprovechar la coyuntura que significa el próximo año electoral. Reveló que un grupo que se ha declarado disidente de la dirigencia estatal y nacional, pretende llevar la corriente de los radicales y “anarcolocos” a la resistencia civil. Pretenden generar intranquilidad social, amparados en las siglas del partido MORENA.
Al interior del propio magisterio crece la disidencia porque, dicen, los radicales no calculan es que el partido de AMLO, independientemente del descrédito nacional que está sumando el autoritarismo de López Obrador, en Oaxaca están sumando muchos negativos. Las actitudes violentas de algunos profesores y gentes que se dicen morenistas, los lleva a lo absurdo. Son “líderes” que a la menor provocación abusan del cierre de escuelas públicas, carreteras, calles y a últimas fechas, usan el basurero como instrumento político. Estas actitudes, necesariamente, quitarán votos al partido de AMLO. Oaxaca, ya no es pueblo con amnesia como creen los políticos más nefastos. Salomón Jara, el senador chilango Benjamín Robles, el demonio de Tasmania, Flavio Sosa, dueños de las organizaciones “sociales”, todos, son personajes que bien conoce Oaxaca.
Además de los sucesos que confirman el estigma del cartel 22, día a día se multiplican los pueblos donde los padres de familia tienen muy clara la intención de los grupos radicales del magisterio que insisten en cobrar sin trabajar, obtener plazas sin prepararse y, algo peor, negar a los niños el derecho a la educación pública. Esta es la causa de que en miles de escuelas les han pedido: o trabajan formalmente o pedimos su destitución.
La presión de los padres de familia ha obligado a los mentores a retomar sus responsabilidades y a desechar las amenazas y el hostigamiento de que eran víctimas los padres de familia, por el terrorismo impuesto por el cartel 22.
