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Opinión por: Felipe Sánchez Jiménez
Los analistas más prestigiosos calculan que el resultado de las elecciones del próximo uno de julio, se definirá entre los que “odian al PRI”, el partido que representa José Antonio Meade, y quienes “le tienen miedo” al dueño del partido Morena, Andrés Manuel López. Es decir, la campaña presidencial inicia entre odios y temores.
Fenómenos tan siniestros parecen tener mayor presencia en la personalidad de los candidatos a la Presidencia de la República: Meade-López-Anaya. Eso los lleva a presentar, en su publicidad, imágenes que los muestran humanos, condescendientes con su familia.
Pero los analistas encuentran que, aún con la estrategia de publicitar escenas familiares, López Obrador “no conquistará a quienes le temen; más bien, este sector del electorado lo pelearán el PRI y el PAN”.
El experto Sergio José Gutiérrez, consultor en Estrategias de Campaña, identifica que compartir escenarios familiares y cotidianos puede ser una maniobra poco efectiva para todos los involucrados en la carrera por la Presidencia.
Es decir, la política, esa ciencia que debería servir para buscar el bienestar de la humanidad, hoy provoca la mayor disputa entre el odio y el miedo en este pais ¡que desgracia! La política es lo que son los políticos y nada cambia.
Con todo, los políticos no tienen el menor interés por reivindicar la política. Ninguna intención de corrección. No deja de pasmarnos el cinismo de los depredadores del dinero público. En Chihuahua, por ejemplo, el gobernador Javier Corral, con gran alharaca enfrenta a priistas saqueadores y en Veracruz, graban subrepticiamente al candidato del PAN, Ricardo Anaya, negociando con el gobernador Miguel Ángel Yunes, entrega multimillonaria de dinero del erario para la campaña azul.
LO MENOS PEOR
Entre el gran desprestigio de la “partidocracia”, en Oaxaca los partidos aliados aún no se ponen de acuerdo en el palomeo de todos sus candidatos aun cuando los plazos electorales avanzan. Aunque se digan diferentes, son lo mismo. Con distinto nombre no dejan de ser clase política.
De la misma laya, los del Morena y el PRI, sabido que no actúan por convicción sino a conveniencias y negociaciones, están haciendo en este momento amarres coyunturales. A eso se debe que aún no definan, por ejemplo, el nombre de Salomón Jara Cruz en la lista de candidatos del Peje al Senado.
En la misma irresolución está el nombre del joven Oswaldo García Jarquín a quien también besó el diablo de la corrupción como alto funcionario del gobierno saqueador de Gabino Cue. A eso se debe que el Peje haya subido el nombre del “chuky” Jorge Franco, al escenario de las posibilidades. Dicen los enterados que entre los tratos está la posibilidad de que el PRI archive las carpetas de investigación contra esos dos honestísimos pejistas ¿A cambio de qué?
En el rejuego de la competencia por el gobierno municipal de la capital, el PRI parece estar preparando una sorpresa. Aunque aquí la posibilidad de triunfo del partido Morena, disminuye, el PRI no duerme el sueño de los justos. A eso se debe que esté manejando la posibilidad de hacer candidato a Jesús Rodríguez Socorro quien renunció como Secretario de Economía. Un candidato ad hoc. No tiene cola que le pisen en momentos en que la honestidad de los políticos es muy cuestionada. Además, representa a los empresarios oaxaqueños que son los que más han sufrido los embates y abusos de las huestes pejistas disfrazadas de “luchadores sociales” o “maestros”.
Morena no puede ganar en la ciudad que más ha padecido los embates del cartel 22 y sus belicosas organizaciones rémoras. Bueno, a menos de que los que vivimos en esta caótica Oaxaca de Juárez, finjamos demencia y olvidemos nuestra infamante calidad de rehenes. Eso fuimos entre marchas, plantones, violencia e inundados por un mar de basura ante el bloqueo del tiradero municipal. Viene la hora de la elección, la forma más civilizada de cobrar facturas políticas.
