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#Opiniòn
Por: Alfredo Martínez de Aguilar
(Responsabilizo histórica, nacional e internacionalmente, a estos políticos y a sus cómplices en las organizaciones radicales y grupos armados, de cualquier agresión o atentado en mi contra o de mi familia)
¡Tírenle con todo a los Murat, incendien Oaxaca!, fue seguramente la consigna dictada por los integrantes del TUCOM, Todos Unidos contra los Murat, José y Alejandro, padre e hijo.
Es sabido por todos que en política no hay perro sin dueño ni caballo sin jinete. Entonces, exijan a Heladio, Diódoro, Ulises y Gabino, que amarren a sus perros o bien, rómpanles el hocico.
En realidad, nada nuevo bajo el Sol. Diez años después, los titiriteros del nuevo TUCOM replican la receta de 2006, Todos Unidos Contra Ulises, con el apoyo de la APPO-CNTE.
Pero no son única y exclusivamente los dirigentes del TUCOM los que incendian Oaxaca. En la conjura contra los Murat, ex gobernador y gobernador electo, también hay “fuego amigo”.
Y éste último, es detonado por aquellos ambiciosos y desleales, que vuelcan su resentimiento contra los oaxaqueños, porque saben ya que no serán altos funcionarios del gobierno de Murat.
Los pirómanos de ayer son los mismos Nerones de hoy. Todos traen el fierro del establo de los cuatro ex gobernadores en las nalgas. Mercenarios como son, cambian sexenalmente de amo.
Es la misma historia y película que hemos visto desde la década de los 70. Son los mismos actores y protagonistas de siempre, ahora, desde posiciones de poder en busca de más poder.
La noche del 22 de junio de 2001, fue incendiado el Paraninfo del glorioso Edificio Central. Era rector Hermenegildo Velásquez Ayala y director de Derecho, Gabriel Pacheco, hijo de cura.
El objetivo fue derrocar al gobernador José Murat, ausente del país al asistir a la Reunión de la Internacional Socialista, en Portugal. Encargado del Despacho estaba Héctor Anuar Mafud.
De la autoría intelectual de la quema del Paraninfo, incluidas las invaluables pinturas, se culpó al fallecido ex subsecretario de Desarrollo Político del Gobierno, Ramón Eduardo López Flores.
Reportes de inteligencia señalaron, también, a la ex rectora Leticia Mendoza Toro, comadre de XV Años del entonces poderoso secretario General de Gobierno, Héctor Anuar Mafud Mafud.
El incendio, ahora, de la Puerta de Alcalá en el Edificio Central de la UABJO es, pues, la reedición de la quema del Paraninfo hace 15 años, como lo es la revuelta magisterial 2006-2016.
Bajo esta lógica se inscriben, asimismo, las ejecuciones de dirigentes sociales y políticos y ex funcionarios, como la de Tomás Matus, en 2010, y la de Alfredo Benítez, diez años después.
Los ex rectores de la mártir Universidad Autónoma de Oaxaca, Abraham Martínez Alavez y su hijo Eduardo Martínez Helmes, traen el fierro de Heladio, Diódoro, Gabino y de Jorge Castillo.
Hipócritas farsantes de izquierda, la familia real, dueña de la UABJO, también trae el fierro del ex vicegobernador gabinista, hoy su principal detractor, el senador del PRD Benjamín Robles.
En una asquerosa mezcolanza de intereses económicos y compromisos políticos, los Martínez Alavez y Helmes, pseudoguerrilleros y pseudoizquierdistas, también sirven a Alejandro Avilés.
Sería ingenuo y estúpido cerrar los ojos y oídos a la realidad. La ex rectora Leticia Mendoza Toro está estrechamente ligada a Avilés, porque su hijo Nahum, es mozo de estoques de éste.
Cómo ignorar que la familia real de Los Martínez impusieron al rector Eduardo Bautista Martínez, para seguir manejando el multimillonario negocio del outsourcing con Jorge Castillo.
Éste último tiene de socio y cómplice a Alberto Vargas Varela y la asesoría de Eligio Hernández Carrillo. Se han enriquecido con el outsourcing con los trabajadores del Gobierno del Estado.
Hay aún un negocio de mayor monto y cuantía multimillonaria en el campus universitario, el narcomenudismo, y la utilización de Radio Universidad por la guerrilla en 1976, 2006 y 2016.
El conflicto de intereses en el Alma Máter de los oaxaqueños, la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca es, pues, un asunto de seguridad nacional, pero a la Federación le vale madre.
Si el ex subsecretario de Desarrollo Político de Gobernación, Luis Enrique Miranda Nava, se hizo cómplice de la CNTE qué de extraño tendría que SEGOB proteja a los porros incendiarios.
Oaxaca ha sido laboratorio político nacional desde la década del gobierno del aparentemente populista de izquierda Luis Echeverría, en realidad, espía de la CIA con clave Litempo 2.
Bajo este contexto, es muy fácil armar el rompecabezas y encontrar la cuadratura al círculo de la agitación, subversión y violencia brutal del terrorismo político que incendia, otra vez, a Oaxaca.
A la luz de estos hechos y elementos de juicio objetivos concluimos que la mano negra que mece la cuna de la violencia es la de los ex gobernadores y el gobernador agonizante.
Asimismo, es evidente, pública y notoria, la mano negra del vicegobernador y ministro plenipotenciario Jorge Castillo y del ex vicegobernador Ángel Benjamín Robles Montoya.
Así también de los ex rectores, Abraham Martínez Alavez y su hijo Eduardo Martínez Helmes, Leticia Mendoza Toro y del propio rector en funciones Carlos Eduardo Bautista Martínez.
No es nada descartable que el “fuego amigo” sea provocado por el dirigente estatal del PRI y ex coordinador de la Fracción tricolor en el Congreso del Estado, Alejandro Avilés Álvarez.
La sabiduría pragmática del imperialismo yanqui revela que si camina, nada y grazna como pato, no nos hagamos pendejos, es pato. La jauría suelta tiene dueño. Exijamos que la amarren.
Interesante el nexo de causalidad en el incendio de la puerta principal del Palacio Municipal de Juchitán por el botín entre los aliados de Gabino Cué en el PRD-COCEI y la UCO del PT.
Un día, después los aliados del gobernador agonizante chocan por el botín económico, ahora en la Facultad de Derecho de la UABJO. ¡Oh sorpresa, queman la Puerta de Alcalá! Jajaja. En verdad, no tienen madre.
@efektoaguila
