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DETRÁS DE LA NOTICIA: Veto general a información de la CNTE, por agresiones

#Opinión  Alfredo Martínez de Aguilar

(A las víctimas oaxaqueñas de la barbarie magisterial, en especial a la fotorreportera Citlalli Cid. Un abrazo solidario).

Ante los asesinatos y permanentes agresiones a los periodistas y medios de comunicación, obligado es preguntar por qué los activistas y milicianos de la Sección XXII de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) les odian.

Sin ser simplista, la respuesta es muy simple y sencilla, porque su deformación ideológica marxista-leninista de corte maoístas les convierte en fanáticos fundamentalistas para los que no hay más verdad maniquea que la suya: o estás conmigo o estás contra mí.

Preñados de resentimiento y odio social, no perdonan a los periodistas ni a los medios de comunicación tradicionales -prensa, radio y televisión-, ni a los medios digitales que les encueren y exhiban públicamente su incongruencia y, sobre todo, su corrupción.

Hijos de las tinieblas y de las mentiras y hermanos putativos de los inhumanos capitalistas explotadores, no soportan la luz de la verdad, porque la verdad y sólo la búsqueda de la verdad, nos hace verdaderamente libres de pensamiento y acción. ¡Temen a la libertad!

De ahí que los marxista-leninistas, sean consumados enemigos de la libertad en general, pero particularmente de la libertad de expresión y de la libertad de prensa, así como del derecho a la información, porque ellos demandan propagandistas, no periodistas.

Por ello, atentan e insisten en destruir la educación integral con principios y valores universales, aceptados y defendidos por todos: respeto a la vida, a la libertad y a la dignidad humana, así como la instrucción pública, laica y gratuita, como parte de ésta.

Ésta es una de las mayores pruebas de su complicidad con los diversos órdenes de gobierno y con los partidos políticos. A ambos interesa que el pueblo no se eduque, vaya, ni siquiera que se instruya mínimamente y aprenda a leer y escribir para que cambie su vida.

A unos y otros, al igual que a los dirigentes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, interesa contar con un pueblo ignorante y miserable, fácilmente manipulable. Entendible porque son tripulados por el gobierno y la partidocracia.

Por su soberbia y total impunidad, dada su complicidad con los gobiernos, los dirigentes públicos y clandestinos de la CNTE cometen un grave error al pasar por alto que lo que no está en los medios masivos de comunicación no existe sin importar su trascendencia.

Aquí radica precisamente la importancia del ejercicio democrático de los diversos medios de comunicación oaxaqueños al lograr un amplio consenso prácticamente por unanimidad para acordar un veto a la información de la Sección XXII de la CNTE.

No cubrir la información de la Guelaguetza Popular Magisterial ante las amenazas y agresiones a los periodistas por la CNTE, sus organizaciones aliadas y grupos armados sentó un positivo precedente por los periodistas del grupo de Watt Apps ‘Sólo Reporteros’.

No obstante, la bestial agresión a la fotorreportera Citlalli Cid del diario Tiempo de Oaxaca, a pesar de contar con siete meses de embarazo, visible a la vista de todos, logró detonar el veto generalizado a la información generada por la Sección XXII de la CNTE.

Es ya del conocimiento público que de la manera más ruin y cobarde y, peor, sin el menor asomo de solidaridad femenina, cuatro trabajadoras de la educación, que no maestras, porque no merecen este reconocimiento, agredieron a Citlalli cuando cumplía con su deber. No les importó mínimamente poner en riesgo la vida de la madre y de su bebé.

Y con estas actitudes cavernarias, todavía se dan el lujo de exigir respeto a pueblo y gobierno, a su lucha en busca exclusiva de recuperar sus privilegios económicos perdidos con la desaparición del viejo Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO)

A pesar de ello, activistas y milicianos de la Sección XXII de la CNTE insisten, un día sí y otro también, en dinamitar la instrucción, lo que constituye un crimen de lesa humanidad contra más de un millón de niños y jóvenes oaxaqueños, desde hace 36 años.

Al igual que en el caso de los padres de familia tuvieron que pasar 36 años para que los periodistas, propietarios de medios impresos y concesionarios de medios electrónicos, se convencieran que nadie hará por ellos lo que no estén dispuestos hacer por sí mismos.

Los diversos sectores sociales oaxaqueños, como ahora lo hacen los periodistas, propietarios y concesionarios de los medios de comunicación, cada día se convencen más que no cuentan con el apoyo del gobierno del Estado y de la República.

Hasta ahora han prevalecido los intereses y privilegios de los dirigentes de la Sección XXII de la CNTE en contra del interés general del pueblo de Oaxaca, como resultado de las amplísimas redes de complicidad con los gobernantes en turno, políticos y funcionarios.

Más que importante ha sido, asimismo, el sólido pronunciamiento de las mujeres periodistas oaxaqueñas en apoyo y solidaridad para con la fotorreportera Citlalli Cid. Acciones periodísticas coincidentes que ponen de manifiesto que la Sección XXII de la CNTE perdió el apoyo de los periodistas, paterfamilias y del pueblo en general.

Más de 60 mujeres periodistas reprobaron los hechos mediante un escrito, donde además de exigir una disculpa pública a la compañera agredida por parte de la dirigencia magisterial, así como a otros compañeros, quedaron vetadas todas las actividades que desde ahora realicen los integrantes del magisterio disidente.

Como escribe María de los Ángeles Nivón, el tema se volvió nacional, como desde hace mucho tiempo no se observaba en Oaxaca, la unidad del gremio periodístico, aquí no hubo competencias, ni intereses particulares, los unió la Sección XXII de la CNTE, para exigir un alto a las agresiones y eso es de destacarse.

Es inadmisible, afirman, pensar que una lucha que exige respeto a derechos y condena actos represivos, pueda ser respetada, si utilizan la sinrazón como una práctica común.

Exigen a los titulares estatales de los Poderes Ejecutivo y del Legislativo que no se mantengan sólo como espectadores y asuman la responsabilidad que les ha conferido la sociedad para que estos casos ni los que han sido denunciados previamente queden en la impunidad y no haya más situaciones que denunciar y sobre todo qué lamentar.

Demandan a las autoridades federales correspondientes que garanticen la integridad de nuestras compañeras.

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