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#Comunicado
Por qué, a pesar que tiene probado carácter y fuerza de voluntad personal para alcanzar sus metas, el presidente Enrique Peña Nieto, siempre se queda corto en la toma de decisiones y acciones con visión de estadista, salvo en conseguir su postulación como candidato presidencial.
La prueba más palpable por reciente es su decisión de realizar tan sólo un ajuste en su gabinete legal y no el urgente golpe de timón que requiere su gobierno, pero sobre todo que reclama el pueblo de México ante la profundización de la crisis económica, política y social.
Su vacilante actuación pareciera fortalecer las insistentes versiones que hablan que está enfermo de cáncer de próstata y que, en consecuencia, la medicación a la que es sometido merma sus fuerzas y por ende sus arrestos para ir a fondo en los asuntos torales del país.
El miércoles 24 de agosto escribimos: “En los últimos días ha corrido de manera cada vez más insistente en los corrillos políticos la versión sobre indispensables cambios en áreas estratégicamente neurálgicas del gabinete legal del presidente Enrique Peña Nieto”.
Se espera que los presuntos cambios en cuestión sean finalmente el golpe de timón y el manotazo en el escritorio que urge dar al presidente Peña Nieto para reencauzar, ahora sí, la solución a la revuelta comunista de la CNTE en el corredor de la subversión.
Si políticamente percepción es realidad, hay la impresión generalizada entre los millones de habitantes de los estados de Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Michoacán, que los responsables de resolver la revuelta magisterial han sido omisos o bien, cómplices hasta ahora.
O, lo peor, que por rentabilidad político-electoral al aspirar a la candidatura presidencial del PRI, se han dedicado a administrar el conflicto, además de ceder a todas las demandas de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y devolver sus privilegios.
Hecha excepción, desde luego, de la abrogación de la Reforma Educativa, porque hacerlo es facultad exclusiva de la mayoría absoluta de los diputados y senadores del Congreso de la Unión y de los Congresos locales al tratarse de reformas constitucionales por ellos avaladas.
A 14 días de distancia, el primer mandatario confirmó parcialmente estas versiones al realizar sólo un ajuste que se redujo a una simple especie de enroque en las secretarías de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y Desarrollo Social (SEDESOL), y la subsecretaría de Gobernación.
Ciertamente son áreas estratégicas, porque la crisis económica es lo que más duele a más de cien millones de mexicanos y que se sintetiza en la expresión clásica ¡Es la economía, estúpido! Pero la decisión, otra vez, se quedó coja, porque también está fallando la operación política.
Sí es importante la salida de Luis Videgaray Caso de la Secretaría de Hacienda, particularmente por su exacerbada soberbia que le llevó a chocar con todos los integrantes del gabinete legal a grado tal, de no tomar las llamadas de muchos de ellos, y castigarles con el recorte presupuestal.
La llegada de José Antonio Meade Kuribreña a Hacienda es bien vista y ha despertado esperanzas que el rumbo de la economía mejore. Tiene a su favor la experiencia obtenida como titular de esa área neurálgica durante el segundo gobierno panista de Felipe Calderón Hinojosa.
No se tiene la misma impresión positiva del nefasto desempeño en la Subsecretaría de Desarrollo Político de Gobernación de Luis Enrique Miranda Nava, porque es quien ha cedido a todas las demandas de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
A pesar de ser el principal responsable de otorgar recursos frescos a las Secciones 7, 14, 18 y 22 de la CNTE en los estados de Chiapas, Guerrero, Michoacán y Oaxaca, su nombramiento como titular de SEDESOL, es entendible a la luz que es amigo y compadre del presidente Peña Nieto.
Además, pagando el precio por más caro que sea, malamente ha dado resultados como operador político al presidente Enrique Peña Nieto, desde su mandato como gobernador del Estado de México, y el manejo de los padrones de los programas sociales permite ganar elecciones.
El arribo de Luis Enrique Miranda Nava a la Secretaría de Desarrollo Social de ninguna manera es caso fortuito, fruto de la generación espontánea o producto del azar y menos de la casualidad, porque en política no hay casualidades, sino causalidades. Tiene una misión qué cumplir.
Y ténganlo por seguro que lo hará. Paralelamente al ajuste en el gabinete legal, el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto ha puesto en marcha una operación pinzas en contra del dirigente del consejo nacional y candidato presidencial del Movimiento de Regeneración Nacional.
El primer mandatario y los integrantes de su ‘círculo rojo’ están convencidos que el enemigo a vencer en las elecciones de gobernador el próximo año en el Estado de México, Coahuila y Nayarit y, especialmente, en la elección presidencial de 2018, es Manuel Andrés López Obrador.
Peña ha encomendado al presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, parar la campaña de odio que mantiene desatada contra su partido y gobierno, como exitosamente lo hizo contra el movimiento #Yosoy132 instrumentado desde la Ibero.
Desde la SEDESOL Luis Enrique Miranda Nava cerrará la operación pinzas para frenar en principio y, finalmente, derrotar a López Obrador y al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). A ello obedece el reto de Ochoa Reza a MALO para debatir sobre corrupción.
Y en medio de esta contraofensiva, Oaxaca con Alejandro Murat Hinojosa está llamada a jugar un papel protagónico, en virtud que el principal soporte de López Obrador y Morena es la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y dentro de ésta la Sección XXII.
Frenar, primeramente y, luego acotar a la Sección XXII de la CNTE con el apoyo de los padres de familia como, de hecho, ya está ocurriendo, será el invaluable servicio que prestará Alejandro Murat Hinojosa al presidente Enrique Peña Nieto y al país en general. Tiempo al tiempo.
