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#Opinión Alfredo Martínez de Aguilar
La demagogia populista de Manuel Andrés López Obrador, que habla al oído del pueblo pobre de México sobre la esperanza de cambio que anhela, convierte a éste en consumado maestro del engaño y la hipocresía.
Genialmente perverso al utilizar el discurso basado en la doble moral, el presidente nacional del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), siempre se ha caracterizado por actuar de manera más que maniquea.
Al capitalizar a su favor las enseñanzas cristianas pentecostales, denominación religiosa de la que es seguidor, oscila bipolarmente de una actitud amorosa, respetuosa y tolerante al mayor radicalismo político.
Su principal y mayor divisa es: ¡Conmigo o contra mí! No deja de acusar de todo los males de México a la mafia del poder PAN-PRI-PRD, sin embargo, está dispuesto a perdonar a los corruptos del PRI.
Al dictar una conferencia el 11 de agosto en Acapulco, Manuel Andrés López Obrador (MALO) mandó el mensaje, que en su gobierno “no habría represalias ni persecución de nadie” de la mafia del poder.
Lo que pocos mexicanos entendieron es que el mensaje estaba claramente dirigido a los gobernadores del PRI corruptos porque varios de éstos han sostenido encuentros con MALO o con sus enviados.
En otras palabras, según escribe Ricardo Alemán, “el dueño de Morena dice o manda decir que les ofrece un pacto y les garantiza inmunidad, siempre y cuando los gobernadores del PRI apoyen la causa de Morena para 2018”.
Y la razón es muy simple y sencilla, para legitimarse en el poder el gobierno federal del presidente Enrique Peña Nieto, está dispuesto a lavarse la cara con la cacería de gobernadores corruptos del PRI.
El mensaje de Manuel Andrés López Obrador a los gobernadores del PRI es, pues, que en su “presidencia”, los corruptos del PRI serán perdonados. Claro, a cambio de que en 2018 lo apoyen para llegar a Los Pinos.
A la luz de esta jugada maestra cuanto perversa maniobra, se hace más entendible el apoyo del máximo dirigente nacional del partido Morena a la revuelta magisterial de la Sección XXII de la CNTE en Oaxaca.
El objetivo del pacto de la alianza establecido entre el Movimiento de Regeneración Nacional y la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, es la obtención de la rentabilidad político-electoral magisterial.
Por tanto, el apoyo político y económico de López Obrador a la revuelta de la Sección XXII de la CNTE, no es más que el ensayo de las acciones subversivas y terroristas a desatar en la elección presidencial de 2018.
Manuel Andrés, al que le vale madre la educación y más la de los oaxaqueños, aunque jamás lo reconozca, equivocadamente cada día se convence que ‘la tercera es la vencida’ y que podrá tomar por asalto la presidencia.
De ahí que también presidente nacional de Morena, como ha ocurrido desde la década de los 70 con el echeverrismo izquierdizante, haya convertido a Oaxaca en laboratorio y arena política nacional de la sucesión presidencial.
En Oaxaca, pues, no sólo está en juego la medida del éxito o fracaso de la Reforma Educativa, sino sobre todo la disputa de la candidatura presidencial al interior de las filas del PRI entre los llamados ‘hombres del Presidente’.
Pero no sólo se trata de sus más cercanos colaboradores, sino de sus más fieles y leales amigos, en este caso el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer, y el todavía secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
La guerra es a muerte, López Obrador sabe que se juega su última oportunidad de llegar a la presidencia de la República. Agotó su tiempo político y se la va la vida, por lo que no le importa incendiar el país.
Desde la dirigencia del Partido de la Revolución Democrática al que abandonó, después que le hizo dos veces candidato a la presidencia, y desde la Jefatura de Gobierno del desaparecido Distrito Federal, Manuel Andrés ha mantenido una alianza con la CNTE.
Los líderes históricos de la Coordinadora, Teodoro Palomino Gutiérrez, José de Jesús Martín del Campo Castañeda y Elio Ramón Bejarano Martínez, hermano de René Bejarano, el Señor de las Ligas, siempre han contado con el apoyo político de López Obrador.
El 2 de enero de 2013, después que Martí Batres Guadarrama anunciara que en seis días más, el 8 de enero, iniciaría la campaña de afiliación al Movimiento de Regeneración Nacional, Teodoro Palomino Gutiérrez, destacó la magnitud de la alianza MALO-CNTE.
“Palomino Gutiérrez aseguró que de los 200 mil maestros de la CNTE, por lo menos 40% –80 mil maestros– son desde ese momento “la mayor fuerza organizada de Morena”.
Señaló que otro 20% desertaría del PRD en los próximos meses y que todo ese universo de 100 mil maestros “trabajan en todo el país” para construir el partido Morena y que el líder histórico del magisterio, Jesús Martín del Campo, “es el principal enlace entre Morena y la CNTE”.
Palomino también explicó: “Al interior de la CNTE, en la actualidad la dirigencia principal no está en el PRD; está con Morena”. Y reiteró: “Morena es ahora la fuerza más influyente en la CNTE y al menos 40% de los maestros de esa organización trabajan en los estados para que la organización de Andrés Manuel se convierta en partido”.
Esta complicidad explica por sí solo la presencia de Diputados federales de Morena, investigadores y activistas de izquierda en Oaxaca para dar un espaldarazo a la Sección XXII de la CNTE en su lucha por la abrogación de la Reforma Educativa.
Al justificar la revuelta magisterial en el foro Hacia la Cuarta República: Morena con el Magisterio, el investigador John Ackerman, tronó contra los medios de comunicación que critican la subversión de la Sección XXII de la CNTE. “No caigamos en exageraciones y campañas mediáticas”, exigió.
En cumplimiento de la consigna de MALO, la senadora Layda Sansores, dijo que el gobernador Gabino Cué no resistió y terminó aliándose al gobierno federal, por lo que “las protestas de los maestros no son de gratis, en la mitad de la escuelas de Oaxaca no tienen ni sillas, ni drenaje”.
