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#Opinión Por: Alfredo Martínez de Aguilar
Irreverente e inococlasta por inconforme y contestatario con el actual estado de cosas, en actitud provocadora pretendo compartir algunas reflexiones, con motivo de la presentación del libro Mar de Fondo, Periodismo de Opinión, de Oswaldo García Criollo.
De entrada, permítaseme adelantar la conclusión de dichas reflexiones. La sentencia de muerte dictada en 1928 por el ex secretario de Estado y ex embajador de Estados Unidos en México, Robert Leasing, se ha cumplido fielmente.
Sin necesidad que el Ejército norteamericano disparara directamente una sola bala contra los mexicanos, somos ya su trasero, no su patio trasero. Somos, de hecho, aunque nos duela e indigne, una colonia más del Imperio.
Basto llevarse a estudiar a los jóvenes mexicanos con desmedida ambición por el poder y el dinero, especialmente a los hijos de los gobernantes, políticos y funcionarios, a las universidades estadunidenses para que aprendieran a pensar en inglés.
Extrapolar el way off life, el modo de vida americano a México, en principio por los tecnócratas Chicago Boys en la década de los 80 y, ahora, por los globalifílicos, es el más devastador Caballo de Troya que ha desmadrado a México por la transculturación.
Con la imposición de las once reformas estructurales aprobadas hasta ahora por el Congreso de la Unión por el imperialismo yanqui y el triunfo de Donald Trump solo falta que en México ondee nuevamente la bandera de las barras y las estrella.
El 15 de septiembre de 1847 sufrimos por primera vez la humillación de ver ondear la Bandera del Imperio norteamericano de las Barras y la Estrellas en el asta principal de Palacio Nacional. Con el triunfo de Donald Trump sufriremos la segunda gran humillación 169 años después.
Únicamente falta que al negarnos a pagar el Muro de la Ignominia en los más de tres mil kilómetros de la frontera con Estados Unidos, Donald Trump ordene la invasión de México y nos convirtamos en una más de las barras y estrellas de su bandera.
La luz del conocimiento de las letras convertidas en pensamientos, palabras y obras, hunden o salvan a las personas, a las familias y a los pueblos. Han cambiado la vida de los seres humanos desde que aparecieron sobre la faz de la Tierra.
Seguramente se preguntaran, queridos lectores, y que diablos tiene que ver este escenario con la presentación del libro Mar de Fondo. Simple y sencillo, recuperar la memoria histórica para no tropezar muchas veces más con la misma maldita piedra.
A la conquista de México sin disparar una sola bala obedece el prefabricado conflicto educativo en nuestro país. Desde el poder Carlos Salinas apoyo la creación de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación CNTE).
Después de 36 años largos años, la tercera parte de un siglo, se sigue utilizando a la izquierda marxista leninista, de corte maoísta, para hundir al pueblo pobre, al pueblo bueno, como suelen llamarle, en la más cruel e inhumana ignorancia y miseria.
De manera por demás incongruente, las organizaciones radicales y grupos que apoyan a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, se hacen cómplices del imperialismo yanqui al que dicen combatir para aburguesarse vía la corrupción.
Lo hacen porque son hipócritas y farsantes seguidores de la máxima capitalista “contra los ricos hasta emparejarnos y, después no hagan olas”, y el que no transa no avanza. Donde quedaron sus convicciones político ideológicas. En el basurero de la historia.
El mensaje salvífico de las letras, es reconocido y compartido por la fe espiritual de las religiones y por el conocimiento racional de las ciencias. Indisolublemente van de la mano. Es una soberana estupidez pensar y creer que están divorciados.
En el principio del tiempo fue el Verbo y se hizo carne y habita en nosotros. La afirmación del Génesis resalta que la palabra es energía vital. Y para la ciencia el logos griego y el glifo mixteco zapoteco, también es energía de vida.
Esta es la trascendencia de vida o muerte real, no solo reflejada en ignorancia y miseria, sino incluso en fallecimiento físico, debido a las enfermedades provocadas por la pobreza material y espiritual, hambre y desnutrición físicas y emocional.
Jamás hay que olvidar que los padecimientos orgánicos, primeramente, se somatizan mentalmente. La energía positiva o negativa es soplo de vida o de muerte. Los seres humanos somos cuerpo y espíritu y ambos son energía.
Ciencia y religión ensenan que la energía y el alma son eternas, no perecen, solo se transforman. Esta es la parte divina del ser humano que nos asemeja a Dios, a través de la inteligencia. Hacer producir los talentos con que contamos requiere indispensablemente de las letras y las palabras.
Esta es la trascendencia del impacto social de la educación entendida como formación integral de los seres humanos, desde el punto de vista físico, intelectual, emocional, espiritual, energético o biomagnético, como prefieran llamarle.
Jamás olvidemos que la educación se mama en el hogar, por eso mayoritariamente hay personas, pero sobre todo gobernantes, políticos y servidores públicos, de buena y mala leche. No mamaron educación, salvo cada vez menos honrosas excepciones.
Esta amplia reflexión introductoria tiene como propósito fundamental destacar la importancia de escribir un libro como Mar de Fondo, compilación de los artículos escritos a lo largo de un año por Oswaldo García Criollo, a quien felicitamos afectuosamente.
Invito cordialmente a ustedes, queridos lectores, a la presentación del libro de referencia, hoy a las 18 horas, en el Auditorio “La Tormenta” de la Universidad Vasconcelos. Abramos el debate a través del intercambio de opiniones y puntos de vista.
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