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#Opinión Rosy RAMALES
Constitucionalmente los partidos políticos “como organizaciones de ciudadanos” tienen como fin “hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del poder público, de acuerdo con los programas, principios e ideas que postulan…”
En ninguna parte la definición alude a organizaciones caciquiles ni a franquicias o sociedades mercantiles entre unos cuántos. Sin embargo, los partidos políticos se han convertido precisamente en eso, cerrándose tanto a la inclusión ciudadana como a la postulación de cuadros nuevos o distintos a los de siempre.
Sus campañas de afiliación de ciudadanos en ocasiones son meras simulaciones o reclutan militantes solamente para aumentar su membresía para efectos electorales. Y con sus excepciones, el derecho a la postulación a los cargos de elección popular corresponde exclusivamente a los “favoritos” o “incondicionales” de los grupos internos dominantes.
Excepcionalmente le dan la oportunidad a los ciudadanos y ciudadanas sin militancia (a la llamada sociedad civil) de ser postulados a un cargo de elección popular. Lo han hecho, por ejemplo el PRD y el PAN, en momentos cuando necesitan ganar credibilidad y votos, cuando carecen de cuadros competitivos. Es más, parece que el partido del “Sol Azteca” en sus estatutos prevé las candidaturas externas, lo cual en ocasiones le ha sido muy rentable electoralmente.
Los partidos “chicos” suelen abriese más a la sociedad civil, pero más bien por su necesidad de perfiles para las candidaturas cuando carecen de cuadros propios.
Y miren, es necesaria la apertura de todos los partidos a las candidaturas externas, llamadas también de simpatizantes. Ello quizá abonaría a que se vayan recuperando de la crisis de credibilidad en que se encuentran.
Hasta el PRI, donde parecía imposible, se ha abierto por primera vez a las postulaciones de simpatizantes para las elecciones del 2016 de gobernador (a) en aquellas entidades federativas donde así lo ameriten las circunstancias, de las 12 con comicios.
Ahora la pregunta es: ¿Qué le conviene al PRI? ¿Interno o simpatizante a las gubernaturas?
Depende. Si en la entidad de que se trate el PRI carece de cuadros competitivos, si hay conflictos irreconciliables entre grupos internos, lucha de poder entre ex gobernadores, pues conviene un simpatizante.
Sin embargo, hay de simpatizantes a simpatizantes: El simpatizante de una pieza y el simpatizante por conveniencia. El primero puede ser leal; el segundo, quien sabe, éste tiene un pie en el PRI y el otro, en una opción más.
En política nada es casualidad, más bien es causalidad. Y quizá el PRI decidió abrirse a simpatizantes por coyunturas en diversas entidades y hasta por acuerdos previos con uno que otro simpatizante.
CASO OAXACA
En el estado de Oaxaca, ¿qué le conviene al PRI?: ¿Postular a la gubernatura un cuadro interno o un cuadro externo (simpatizante)?
Depende de quien sea el simpatizante.
¿Y si se trata de Gerardo Gutiérrez Candiani?
Quienes deciden en el PRI nacional tienen que pensarlo dos veces y hasta tres veces. Ciertamente, a Candiani se le atribuye un perfil de empresario por su trabajo en su momento como administrador de los empresarios mexicanos, pero de él ¿cuáles son sus empresas?
Sin embargo, quizá impulsaría más el desarrollo económico, que la proliferación de falsas organizaciones sociales. Empero, tampoco es garantía de que pueda sacar adelante el proyecto de la Zona Económica planteada por el Presidente de México, Enrique Peña Nieto, con quien, dicen, guarda cierta amistad.
Claro, la presidencia del Consejo Coordinador Empresarial y de la COPARMEX le da a cualquiera la relación con el Presidente de México.
En fin, quien sabe cómo se imaginen los priistas un gobierno encabezado por Gutiérrez Candiani vía PRI. ¿En su gobierno habría cabida para la militancia de este partido? ¿O solamente para “empresarios” importados de la Ciudad de México y de diversas entidades del país? ¿O en un ánimo “incluyente” lo compartiría con sus amigos de otros partidos, (y que no sería precisamente un gobierno de coalición)?
Claro, para que pueda llegar a ser Gobernador de Oaxaca por el PRI, primero tiene que ser el candidato y luego ganar las elecciones. ¿Los priistas votarían por él? ¿El electorado de la sociedad civil también? En realidad, Gutiérrez Candiani apenas se está dando a conocer en Oaxaca mediante sus anuncios en autobuses y espectaculares, pues casi siempre estuvo ejerciendo su actividad de administrador de empresarios en la capital del país.
Y aunque Candiani es nacido en Oaxaca, las ciudadanas y los ciudadanos de esta entidad poco o casi nada conocen de sus actividades como oaxaqueño.
Por supuesto, con una buena estrategia de campaña puede posicionarse y crecer, pero también puede caerse porque es visto como representante solamente de la vallistocracia. Fuera de las zonas exclusivas oaxaqueñas, se le pueden ensuciar los zapatos y ampollar los pies.
A ver qué pasa, porque, según dejó ver en la entrevista con el periodista Ciro Gómez Leyva, Candiani se acomoda más con las reformas estructurales que se han dado desde hace tres años. O sea, con las reformas promovidas por el Presidente Peña Nieto y por lo tanto, con el PRI. No lo dijo así expresamente, pero lo dio a entender.
Sin embargo, también dijo que habla con “todos”. Claro, ni modo que haga “mutis” cuando vea a los del PRD, a los del PAN y demás. La relación que tiene con ellos es gracias a los cargos que tuvo como administrador empresarial. Empero, una cosa es la relación cordial, y otra cosa es la coquetería política.
¿Y CUÁLES SON LOS INTERNOS EN EL PRI-OAXACA?
Hay dos cuyo posicionamiento sale alto en las encuestas: Eviel Pérez Magaña y Alejandro Murat Hinojosa. Sin embargo, el posicionamiento es porque la ciudadanía los conoce. Pero entre el grado de conocimiento y la preferencia efectiva, hay mucha diferencia.
¿Lo conoce usted? ¿Votaría por él?, son cosas distintas.
Allá el PRI si se arriesga. Postular a cualquiera de ellos llevaría al éxito electoral siempre y cuando uno se sume al otro realmente, no de manera simulada. Pero eso es algo así como arrancarle un suspiro al viento porque están en juego los intereses de ex gobernadores; la rivalidad entre éstos llevaría a la derrota a cualquiera de aquellos. Es muy riesgoso también hacer caso omiso de la revisión puntual de los requisitos de elegibilidad.
Además, el PRI necesita proyectar efectivamente una imagen de cambio, de transformación, como bien lo dijo la diputada federal Mariana Benítez Tiburcio en su entrevista con el periodista Ciro Gómez Leyva. ¿La vieron? ¿O la leyeron? La entrevista no tiene desperdicio. De entrada Mariana, conocedora además del derecho electoral, precisó: “Aún no tengo la calidad de precandidata”, cuando el entrevistador la llamó así.
En fin, Mariana Benítez puede ser el perfil ajeno a los cacicazgos. Y como lo comentamos en ocasión anterior, Samuel Gurrión y Alfonso Gómez Sandoval son cuadros internos con trabajo político; el primero como gestor, y el segundo como conocedor del trabajo partidario, de la administración pública y del despacho de los asuntos políticos.
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