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#Opinión por Rosy RAMALES
En Oaxaca los demonios andan sueltos. De por sí es una entidad compleja, con infinidad de organizaciones violentas, con pobreza, con antecedentes de guerrilla y con partidos políticos resquebrajados.
En una entidad así, la ola de manifestaciones y violencia desatada en las últimas semanas parecería normal. Pero no lo es. Algo está pasando. ¿Alguien intenta desestabilizar el gobierno de Alejandro Murat Hinojosa? Y en ese intento, por supuesto, golpean a los oaxaqueños.
Igual y el caos solo obedece a la ineficiencia y falta de pericia de los principales colaboradores del gabinete del joven gobernador.
O tal vez a la falta de respuestas a los peticionarios como es el caso de la Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), la cual, por cierto acordó boicotear todo evento de Alejandro Murat luego de que la policía estatal a punta de gases lacrimógenos impidió a los maestros entrar al zócalo de la capital oaxaqueña cuando el mandatario realizaba su primera audiencia pública en Palacio de Gobierno.
¿Pero a quién se le ocurre poner la audiencia en la agenda del gobernador precisamente el 21 de marzo, día en que tradicionalmente se manifiestan los docentes? Y no de alegría por la llegada de la primavera, sino más bien en el contexto de los actos cívicos en honor al natalicio de don Benito Juárez.
Incluso, los profesores encararon a Alejandro Murat en Guelatao, y no de lejos, sino prácticamente cuerpo a cuerpo, con el riesgo de que lo jalonearan o de cosas peores. Mientras su Secretario General de Gobierno, Alejandro Avilés Álvarez, con manotazos intentaba abrir paso al gobernador en medio de la turba magisterial.
Sin embargo, un Secretario General no quita los golpes a manotazos, sino con diálogo y conciliación; debió quitárselos con antelación políticamente. Pero tampoco de nada sirvió sentar al gobernador con la dirigencia de la Sección 22.
En fin, que la manifestaciones no solo han sido las de los maestros, sino de grupos diversos. Tanto que los ciudadanos de la entidad oaxaqueña, sobre todo de su capital, han vuelto a vivir días aciagos como en los últimos meses del sexenio del coalicionista Gabino Cué Monteagudo.
Hasta da la impresión de que algunas de las movilizaciones están auspiciadas por priistas contrarios al grupo muratista. Si fuera así, significaría que las heridas internas no están cerradas, sino siguen vivas.
Por cierto, en redes sociales circuló una versión en el sentido de que el ex gobernador priista Ulises Ruiz Ortiz; el operador de Gabino Cué, Jorge Castillo Díaz y Eviel Pérez Magaña, estarían detrás de la movilización magisterial, financiándola.
¿En serio? ¿O solamente es mala fama?
Otro por cierto:
Solamente Secretario de Organización de la Sección 22 de la CNTE, Genaro Martínez, se dejó ver en las acciones de esta gremial el 21 de marzo. Y éste dicen, proviene del grupo de los “pozoleros” , el cual vinculan a URO y a Eviel. ¿Será?
Como quiera que sea, tales versiones evidencian que ciertamente las heridas en el PRI oaxaqueño siguen abiertas. ¿Alguien pretende amarrar navaja o situaciones más de fondo?
Y a ello se suma el vaivén de la proximidad del proceso electoral para las elecciones del 2018. Pero además los enconos políticos por las probables investigaciones en contra de ex funcionarios por el daño al erario oaxaqueño.
QUIEREN QUITAR A AVILÉS
El duro golpeteo en contra del Secretario General de Gobierno oaxaqueño, Alejandro Avilés Álvarez, revela sin lugar a dudas el ánimo de sus adversarios internos de quitarlo del cargo.
Es algo que se comenta en los pasillos políticos.
Claro, lo ven como rival para la candidatura del PRI al Senado de la República, en la primera fórmula.
Pero además Avilés ha abierto muchos frentes a lo largo de su carrera política, sin que le haya importado afectar personas o intereses generales. ¿Le estarán pasando la factura?
