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Por:Rosy RAMALES
En días pasados ocurrió un acontecimiento social, el cual se convirtió en un evento político dada la coyuntura de relevo sexenal. La hija de Alejandro Avilés Álvarez, Mariju, en realidad una jovencita encantadora, fue nombrada Reina de los Charros.
El salón “El Gran Diamante”, en proximidades de San Andrés Tutla, se engalanó para la festividad de las personas afines a la charrería. Dispusieron mesas para 700 personas. Algo muy exclusivo, fino, para personas distinguidas del círculo social… y político.
¡Y político! Diversos comensales se quedaron perplejos cuando vieron que empezaron a llegar personajes del ambiente político, sobre todo priistas. Hasta se preguntaron entre sí si se trataba de un “destape” o de una fiesta organizada ex profeso para contar con la presencia del Gobernador Electo de Oaxaca, Alejandro Ismael Murat Hinojosa.
“¡Pero si ya pasó la campaña!”, se comentó en alguna mesa, donde también se respondió: “Sí, la campaña de Alex Murat ya pasó, pero no la campaña de Alex Avilés”.
A la elegante fiesta llegaron Elpidio Concha, David Mayren Carrasco y varios ex diputados y ex diputadas locales. No se vio casi a ninguno de los nuevos legisladores. Por ahí andaba el presidente del Consejo General del Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Oaxaca (IEEPCO), Gustavo Meixueiro Nájera, dicen.
¿No confundiría a Gustavo? Con eso de que ahora se ha dejando la barba, la cual, por cierto, es de color negro-gris; por ¡las canitas! ¿No sería Santa Claus, que vino a ver como se andan portando los políticos oaxaqueños para determinar si merecen o no regalo de Navidad?
En fin, también estaba el presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado, el magistrado Alfredo Lagunas Rivera; a propósito, él en breve presentará su informe de actividades.
En realidad no había muchos políticos. Aunque la fiesta fue dispuesta para 700 personas: 70 mesas para 10 comensales cada una. ¿Por qué no concurriría la totalidad de la crema y nata de la clase política oaxaqueña priista? ¿No son del círculo de la charrería? ¿No fueron invitados? ¿O simple y sencillamente no quisieron ir o los instruyeron a no ir?
Con eso que se atravesó el puente con motivo del “20 de Noviembre”, aniversario a la Revolución Mexicana, quizá se fueron a algún destino turístico de playa, arena y sol, como Bahías de Huatulco; o se quedaron en casa porque hace mucho frío. ¿O no asistieron porque el costo de la entrada fue de 600 pesos? Bueno, en realidad no es caro.
Los comensales supusieron que las entradas son para ser canalizadas para realizar alguna acción de beneficencia o para los lienzos charros organizadores, por ejemplo. Lo que sí estaba por la nubes eran los aperitivos: La botella de Buchanans Master tenía un costo de mil 800 pesos, y las sodas 25 pesos; el servicio incluía tres agitadores. De esos de agitar bebidas, no universidades.
Imagínense, en una mesa de diez personas, si a todas apetecía una “traguito”, en una ronda se terminaba la de Buchanans Master. Claro, también había la opción de una bebita más barata: Tequila Jimador y Bacardi Blanco, de 300 y 450 pesos la botella. ¿¡Pero qué dirá la sociedad¡? Sobre todo si ve a los políticos tomando bebidas baratas.
Los comensales en su mayoría solo daban pequeños tragos a su Buchanans como para que les aguantara toda la noche. Y con el frío que hacía, ni para ponerle más hielo al vaso.
En fin, que como las diez de la noche llegó el gobernador electo Alejandro Murat. Lo vieron llegar acompañado de la diputada María de las Nieves García Fernández, coordinadora de la fracción parlamentaria del PRI en la nueva LXIII Legislatura del Congreso del Estado de Oaxaca.
¿Así como para empezar a rescatar la simbiosis entre gobierno y partido? Bueno, es ejercer el poder. Porque el poder se ejerce, no se comparte. Ya ven, como le ha ido a Gabino Cué por compartido… más bien, como le ha ido a Oaxaca.
Además de Nieves, ¿qué otras diputadas y otros diputados de la nueva Legislatura estuvieron? Casi nadie. Más bien ellas y ellos, en su mayoría, estuvieron un día antes de la fiesta, o sea, el viernes, en las oficinas de Celestino Alonso, como “recibiendo línea”; ahí también vieron al “Chester”.
Mmm… esa visita generó sospechas en quienes vieron entrar a los legisladores y a varios políticos a las oficinas de Celestino, que éste “es el bueno” para la Secretaría General de Gobierno en el gabinete de Alejandro Murat.
¿Será? Porque hasta hace algunos días se había filtrado en los corrillos priistas que Alejandro Avilés sería nombrado como Secretario General de Gobierno y que Germán Espinoza asumiría el cargo de presidente del Comité Directivo Estatal del PRI; incluso, que éste ya hasta andaba organizando la selección de los consejeros nacionales para la próxima asamblea nacional del partido.
Mmm…¿será que Alejandro Murat siempre haya decidido dejar a Avilés al frente del PRI estatal?
Por cierto, en la fiesta no vieron a Germán, ni a Celestino, ni a Lilia Mendoza; tres personas muy cercanas y leales a los Murat. Los comensales tuvieron la impresión de que dejaron solo a Avilés.
Bueno, quizá el exceso de trabajo no les permitió asistir a la fiesta. Habrá que recordar que son tiempos de la entrega-recepción de la administración pública estatal.
Y Alejandro Murat ya dio señales de tomar decisiones impredecibles… ¿o más bien predecibles?… ¿Qué señales? Por ejemplo, como los nombramientos en la LXIII Legislatura. Todo mundo pensó que la coordinadora de la fracción parlamentaria priista sería Sofía Castro.
Alejandro Murat se retiró a la media noche. No es desvelado, más bien es deportista. Y con él se salieron varios políticos.
Horas antes, los meseros sirvieron la cena de tres tiempos, y uno de los platillos fue salmón. El pago de la entrada no incluía ni agua, los comensales tuvieron que comprarla. “Es el negocio”, comentaban entre ellos algo molestos por la adquisición del agua y porque la comida casi estaba dibujada en el plato. Tanto así que saliendo, se fueron a los tacos.
La cena-baile fue amenizada por los “Socios del Ritmo”, que no gustó a muchos comensales que son de la nueva “onda”.
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