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Opinión
El Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, ayer hizo todo lo contrario a lo esperado por buena parte del pueblo mexicano. Por ejemplo:
Uno: Rendir un “Primer Informe del Año” sin mandárselo expresamente la Constitución Política, y cuando las personas ansían escuchar acciones concretas, eficaces y reales para reactivar la economía de México, no solo discursos.
Enunciar una vez más las acciones enmarcadas en los programas sociales harto dichos por él mismo en cada conferencia matutina, los cuales, además, los enuncia como la salvación del país cuando en realidad tienden a empobrecerlo más.
Dijo que “Sembrando Vida” se ampliará a 200 mil campesinos, adicionales a los 230 mil que hay actualmente. ¿Y sin mercado a quien venderán los campesinos? ¿O el apoyo es para su propia subsistencia? ¿Y hasta cuándo? Lo mismo cabe preguntar respecto a los “apoyos directos 190 mil pescadores” a partir de mayo próximo.
También indicó que las sociedades de padres y madres de familia recibirán apoyos adicionales para el mantenimiento de 31 mil planteles escolares.
Pregunta: ¿Y así, cómo se reactiva la economía del país?
Dos: Montarse en acciones emprendidas por el Gobierno Federal el año pasado como si fuesen acciones nuevas, salvo pequeños empréstitos.
En ese tenor, señaló, por ejemplo, que se dispondrá de un fondo de 35 mil millones de pesos del ISSSTE para entregar créditos personales que van de 20 mil a 56 mil pesos a 671 mil trabajadores al servicio del Estado.
Y que el Fovissste y el Infonavit destinarán 175 mil millones de pesos para otorgar créditos de vivienda, durante estos nueve meses del año, en beneficio de 442 mil 500 trabajadores y mismos que generarán 970 mil empleos.
¿En serio? ¿En época de pandemia los trabajadores tendrán ánimo de construir o comprar una casa cuando su fuente de empleo es incierta?
Faltó decir que los créditos serán pagados a determinados plazos, quizá con algún periodo de gracia, pero al fin pagados; es más, descontados del salario de los trabajadores. Claro, el gobierno nunca pierde; por el contrario, persigue a los trabajadores donde quiera que vayan hasta cobrar los créditos.
¿O los créditos son a fondo perdido?
¿Y así, cómo se reactivará la economía?
En ese primer informe –extra legal–, el presidente López Obrador pues se montó en las acciones emprendidas o comprometidas por su gobierno desde el año pasado, como las siguientes:
La modernización y ampliación del Ferrocarril del Istmo y de los puertos de Salina Cruz y Coatzacoalcos, y la construcción del primer tramo del Tren Maya, el aeropuerto de Santa Lucía, la rehabilitación de las refinerías y la construcción de la planta de Dos Bocas, Paraíso, Tabasco.
Claro, habló ahí de generación de empleos. Pero solo regionalizados y pasada la emergencia sanitaria. Nada de lo esperado para amortiguar los efectos de la pandemia en estos momentos en el sector económico general del país.
Tres: Engañar en cuanto el costo de los combustibles. Dijo que continuarán bajos los precios de gasolinas y otros energéticos.
Por favor, ¿por qué tratar como ignorantes a las y los mexicanos? Todo mundo se da cuenta perfectamente de que si los precios de las gasolinas han bajado es debido a la caída de los precios del petróleo en el mundo; o sea, es un fenómeno internacional.
Aunque quizá haya algo de cierto en su siguiente anuncio: “Aumentará la producción de gasolinas en el país; 400 mil barriles diarios se emplearán para no malbaratar el petróleo de exportación y reducir la compra de combustibles en el extranjero; Pemex dispondrá de un recursos extra de 65 mil millones de pesos, porque se le reducirá la carga fiscal”. ¿O no?
Cuatro: Junto con pegado. El presidente López Obrador indicó que la Comisión Federal de Electricidad cuenta con financiamiento suficiente para construir las plantas termoeléctricas en la Península de Yucatán, de Baja California Sur y en otras regiones; entonces está asegurado, en todo el país, el abasto de energía eléctrica.
Son proyectos a mediano y largo plazo.
Pero lo que no dijo es cómo los distintos sectores del país pagarán el consumo de energía eléctrica, con las tramposas tarifas automáticas de CFE; paraestatal que poco le importa la pandemia, cobra y punto.
Cinco: Ningún estímulo fiscal para el sector productivo, anunció AMLO en su inventado Primer Informe al Pueblo de México, el cual pronunció para las cuatro paredes del patio del Palacio Nacional y para los militares presentes.
No obstante, AMLO dijo que “continuará el programa de estímulos fiscales”, ¿cuáles?; “que no aumentarán los impuestos ni se crearán nuevos”, nada más eso faltaba al margen de un paquete económico ya aprobado; y que “se cumplirá el compromiso de devolver el IVA con prontitud a los contribuyentes”, si no es un favor, es mandato legal.
Y que el tiempo fiscal dedicado a publicidad del gobierno se entregará a los medios de comunicación.
En fin, toda acción enunciada ayer por el presidente López Obrador se quedó corta respecto de las expectativas y necesidades reales del pueblo mexicano. Más bien, el mandatario priorizó la enunciación de acciones (harto conocidas) sobre sus programas sociales y sus obras públicas.
Y así, una vez más dio prioridad a su Proyecto de Nación y, en consecuencia, solo apostado a conseguir mantenerse en el poder a base de apoyos a sectores vulnerables.
Pero se olvida del voto volátil, el cual se encuentra en la gran masa considerada como clase media. Y como decíamos en columna anterior, las revoluciones no las hicieron los pobres, sino precisamente la clase media que lideró a los más desprotegidos. Lo mismo ocurrió en 2018.
Sin embargo, a AMLO pronto se le ha olvidado.
Y es recíproco. Ese personaje solitario en medio del inmenso patio del Palacio Nacional puede ser un reflejo de la realidad exterior.
Por lo ponto, López Obrador se vio más solo que nunca, y no por efecto de la sana distancia, sino porque su liderazgo va cayendo poco a poco; sus acciones reflejan el temor a perder el 2021 por eso se aferra a los más pobres mientras él vive como rey en Palacio Nacional.
