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#Opinión Por:Mario A. Medina
Siempre es bueno echarle un ojo al pasado; acudir a la hemeroteca, al internet, al YouTube, a la historia. Traigo esto a cuento porque en los últimos días hemos podido ver un sin número de entrevistas con diversos personajes de la izquierda. Unos a favor de ir, en las elecciones del 2018, con el Partido Acción Nacional (PAN) en el Frente Amplio Democrático (FAD) y otros en contra.
En la declaración de principios que en 1989 le dio vida al Partido de la Revolución Democrática (PRD) se señalaba que uno de sus propósitos no era “reemplazar al gobierno” sino “cambiar la sociedad que ha legitimado la desigualdad y la injusticia”. Es decir, planteaba que para cambiar una sociedad desigual e injusta debía ser a partir de no sustituir un gobierno por otro, sino que la sociedad se organice a sí misma y decida los cambios desde abajo y entre todos.
Como reportero he cubierto la información de los partidos de izquierda. Al Partido Mexicano Socialista (PMS), al Mexicano de los Trabajadores (PMT) y otras organizaciones que en su momento, juntos, dieron vida en 1989 al PRD y desde luego a la Corriente Democrática del PRI de donde salieron Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez, entre muchos más.
Me tocó leer, entrevistar, escuchar en la tribuna de la Cámara de Diputados y de Senadores a personajes como Heberto Castillo, Arnoldo Martínez Verdugo, José Woldenberg, Enrique Semo, Gilberto Rincón Gallardo, Alejandro Encinas y muchas otras y otros más. Sin embargo hoy, un importante número de los dirigentes, diputados y senadores del PRD, de Movimiento Ciudadano (MC), del Partido del Trabajo (PT) y Morena, están muy lejos de conocer un poco de la historia de la izquierda mexicana.
Hay quien ni la declaración de principios de sus partidos han leído o quienes cuando escuchan el nombre de Heberto Castillo, viene a su cabeza los salones de la Cámara de Diputados o de la Senadores que llevan el nombre de quien declinó su candidatura presidencial por el PMS en 1988 por Cuauhtémoc Cárdenas.
Efectivamente como señala Enrique Semo en un análisis reciente en la revista Memoria: en México se debe hablar de una “nueva izquierda ya que las viejas formas de la izquierda son remplazadas porque la realidad cambia”. Sin embargo alerta de que el PRD se puede convertir en el “hermano gemelo del PRI pero más combativo”.
Estoy convencido que una parte importante de las burocracias de los partidos de izquierda no se le puede identificar, ya ni siquiera, cercana a la socialdemocracia. Se han derechizado; presumir de ser de izquierda es una mercancía que vende pero en los hechos están muy lejos por lo que luchaba, desde luego, el Partido Comunista Mexicano (PCM), el PMS o el propio PRD. Veo por el contrario una izquierda descolorida, pálida.
El 5 de febrero de 2014, en el 25 aniversario del PRD, el aun líder moral perredista, es decir, Cuauhtémoc Cárdenas, en su discurso alertó sobre el riesgo de que el PRD se fracturara. Habló de que veía una “izquierda dócil y dizque moderna” que “solamente sirve al sistema neoliberal” y aseguró, todavía como perredista: “nos encontramos más lejos que cerca de lo que nos propusimos, de lo que nos comprometimos hace 25 años” y observaba a un partido en “declive, achicándose para el 2015 y 2018”.
En tanto el presidente del PRD en ese momento, Jesús Zambrano, llamaba a mantener la unidad y “lograr la alternancia por la izquierda”, pues consideraba: “con un gobierno de izquierda, esto complementaría alternancia democrática” en el país.
Sí, siempre es bueno recordar, echarle un ojo al pasado, a la historia.
*Periodista.
