OAXPRESS: Gobiernos federales han ido y venido y todos han coincidido en algo

#Opinión Por:  Juan Pérez Audelo

Gobiernos federales han ido y venido y todos han coincidido en algo: evitar a toda costa el despertar de ese México bronco que se esconde en millones de mexicanos. Carácter es destino dijo Heráclito. Y es que dentro de nosotros subyace la fortaleza y el coraje de enfrentar cualquier desafío. Ello es distinto a querer encubrir una inconformidad con actos de vandalismo; pervertir una protesta legítima con actos fuera de la ley.

Mostrar nuestro desacuerdo con una medida absurda, arbitraria y torpe del gobierno, con acciones delictivas. Más aún, pretender encubrirlas con el sacrosanto manto de la libertad de expresión, es demagogia pura o estupidez; beligerancia encubierta u oportunismo temerario.

El robo y los atropellos a los derechos civiles, como los bloqueos carreteros o las afectaciones a las garantías individuales de las mayorías, nada tienen que ver con la libre expresión. Es algo que tiene que extirparse en el país y, sobre todo en Oaxaca. La civilidad no está peleada con la rebeldía. Tampoco la tolerancia con el marco legal.

La lucha por nuestros derechos puede darse sin llegar a los extremos, mucho menos aparentar que el país se está haciendo pedazos, justo cuando requerimos sacar fuerzas de flaqueza por una amenaza mayor que se cierne sobre todos: un gobierno de corte fascista y xenófobo que está a punto de estrenarse en nuestra nación vecina.

Se observa hacia México un odio soterrado y enfermizo. El millonario investido como presidente de la Unión Americana, ha mostrado ya, sin haber asumido la presidencia de su país, una aversión patológica en contra de los mexicanos, a quienes ha llamado asesinos, violadores y otros calificativos. Se ha de estar muriendo de risa de lo que pasa hoy en el país.

Un país fracturado, dividido y enconado es más vulnerable a las amenazas de exterior. Debemos estar preparados para las embestidas que ya están a la vuelta de la esquina, algo más que sólo el muro fronterizo o las deportaciones masivas. El retiro de las inversiones norteamericanas de México lleva una consigna: dejar a miles de mexicanos en el desempleo. Quitarles el pan de la boca.

No es pues sólo el incremento al precio de la gasolina lo que empieza a lacerar duramente la economía mexicana. Sin duda vendrán tiempos difíciles. Sin fatalismo de ninguna especie: ¿qué haríamos en el país si hay una merma importante en las remesas que han representado hasta hoy, mucho más que los ingresos provenientes de nuestra devastada y ficticia industria petrolera? Cuestión pues de reflexionar y pedirle a la Providencia que nos mantenga firmes como nación. (JPA)