OAXPRESS: 2016 fue un año difícil para los oaxaqueños.

#Opinión Por:  Juan Pérez Audelo

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Sin duda alguna, y fuera de ser fatalista, 2016 fue un año difícil para los oaxaqueños. Terminamos el año e iniciamos en diciembre con un nuevo gobierno, que más que un cambio radical, no deja de sorprendernos cada día. Las reuniones que ha sostenido el gobernador Alejandro Murat con la Comisión Política de la Sección 22 y la autorización de mil millones de pesos para regularizar cerca de cuatro mil plazas irregulares, tengo la certeza, no acabará con la voracidad de dirigentes y grupos. Insisto: la dirigencia del gremio no cumple acuerdos. Ahí prevalece un asambleísmo acartonado en donde se diluye cualquier posibilidad de compromiso.

Con la Sección 35 del Sindicato de Salud, hubo una salida parecida. Se les ofreció el oro y el moro. Un aide memoire –como se dice en lenguaje diplomático- podría ayudar a recordarles a quienes en este estado toman las decisiones, que ambos gremios –magisterio y trabajadores de salud- tendrán relevo seccional en los próximos días. Cualquier acuerdo, cualquier negociación, puede ser desconocida. La historia nos ha enseñado que en los sindicatos, entre más les dan más quieren.

Y que una forma de legitimarse; de mostrar fuerza; de consolidarse en el ánimo de sus correligionarios es echar pestes del que se fue, y ofrecerles mejores condiciones de vida. Sólo hay que ver los recientes boletines de la Sección 22, para darse cuenta de la ideología anacrónica que prevalece; un idealismo decimonónico, acartonado y fuera de la realidad. Viejas doctrinas; viejas consignas.

Sin embargo, hay otros rubros en los que Oaxaca termina el año peor de cómo empezó. Y uno de ellos es la inseguridad, la cual no se podrá paliar con una guerra de tuits o posicionamiento en redes sociales –como se ha visto en las áreas responsables de la seguridad- sino con estrategias serias para otorgar seguridad a la ciudadanía. El estado pues, en muchos rubros, está en abierta descomposición. La explosión de petardos de fabricación casera, es la muestra fehaciente de que existen grupos que le apuestan a la violencia y a la inestabilidad.

El reconocimiento tácito del Secretario de Turismo, en su visita a la entidad, la semana pasada, de que el desplome de la afluencia de visitantes y, consecuentemente de la derrama económica, se debe a problemas sociales, evidencia una realidad descarnada: en tanto en Oaxaca no se restablezca el Estado de Derecho y se aplique la ley, no habrá ni turistas, ni inversiones, ni nada.

Tenemos claro que esta administración apenas terminará su primer mes de gestión y es de sabios ir tanteando la realidad. Nobleza obliga reconocer que no podemos contribuir a alentar la incertidumbre sino a darle al equipo que recién se instaló en el poder público, el beneficio de la duda. (JPA)