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La increíble e inquebrantable Casa de la Cultura Oaxaqueña

Por: Lucio Gopar Fotos: Omar Maya Calvo.

Su edificio, es una construcción digna del Patrimonio Cultural de Oaxaca.

Hay tanto que apreciar en Oaxaca, que los turistas que nos visitan y para nuestros propios paisanos de las diferentes regiones, les recomendamos que hagan un recorrido por la Casa de la Cultura de Oaxaca. Que se ubica en el Centro Histórico en la Calle de González Ortega 403.

Flor Gopar quien trabaja repostería fina, poniéndola al alcance de todo tipo de presupuestos, desde los menos favorecidos, hasta los más abundantes, siempre se adapta y ofrece las mejores opciones, para que te alegres la vida, en tus fiestas, en esos días especiales o simplemente para que te consientas en cualquier momento.

En un edificio muy antiguo, que habitaron las monjas capuchinas descalzas, por eso este lugar está lleno de paz que te hace viajar a través del tiempo, pareciendo por momentos ver a una monja tocar un piano, en esos salones enormes, en donde hay silencio y se respira arte, tiene mucha historia y aquí te contamos algo, ya que nos parece muy interesante.

La Casa de la Cultura Oaxaqueña se alberga en el antiguo edificio construido en el siglo XVIII, originalmente ocupaba el Convento de Santa María de los Ángeles de las monjas Capuchinas Descalzas, también llamadas “Cacicas”, quienes a partir de 1732, recibieron en su claustro a las monjas hijas de caciques oaxaqueños, quedando establecidas junto al Templo de Santa María de los Siete Príncipes.

En 1867, al decretarse la expropiación de los bienes de la iglesia en la promulgación de las Leyes de Reforma, este convento fue desalojado y las religiosas se refugiaron en casas de particulares y la orden de las capuchinas de los Siete Príncipes sobrevivió hasta el fallecimiento de la última Madre Superiora de la orden en el año de 1908.

Años después el inmueble fue recuperado por el Arzobispo Eulogio Gregorio Gillow y Zavalza, mismo que intentó crear un instituto de artes y oficios para personas humildes, sin embargo su proyecto no prosperó.

Fue hasta el año 1963 que el gobierno del estado de Oaxaca adquirió el edificio para emprender su restauración, pues estaba sumamente dañado por los sismos, quedando estos trabajos bajo la responsabilidad del arquitecto Armando Nicolau.

Pasaron dos años hasta que este espacio quedó listo para funcionar como “Escuela de Trabajadoras Rurales” y luego como “Escuela de Artes y Oficios” donde recibían alojamiento jóvenes estudiantes de comunidades lejanas a aprender diversos oficios, como la fabricación de cerámica, textiles y orfebrería, entre otros.

La historia de la Casa de la Cultura Oaxaqueña comienza a escribirse desde el año 1971, cuando fue creada mediante el decreto 236 publicado en el periódico oficial del estado de Oaxaca un 3 de julio de ese año. Esta institución se ha ido consolidando como un espacio formativo en el tema del arte y la cultura, permitiendo con ello el fortalecimiento de la identidad oaxaqueña.

En los últimos meses, una gran parte de la población mundial está viviendo un acontecimiento sin precedentes permeando en diversos sectores, entre ellos el cultural, al cual pertenece esta noble institución. Con motivo de esta pandemia mundial, la Casa de la Cultura Oaxaqueña cerró sus puertas en un hecho histórico y la obligó a renovarse a través del uso de las nuevas tecnologías que, en la actualidad, le ha permitido llegar a sus alumnos y alumnas, usuarios y población en general.

Bajo el slogan “2020: La memoria colectiva en disputa”, la Casa de la Cultura Oaxaqueña se ha propuesto hacer hincapié en la historia del quehacer cultural de la CCO y recordar las incalculables aportaciones que las artes y el patrimonio cultural representan para la humanidad.

La Casa de la Cultura Oaxaqueña ha preparado una celebración con actividades virtuales que constan de conciertos, conversatorios, exposiciones pictóricas y presentaciones de un libro para conmemorar el 49 aniversario de esta institución que se ha consolidado como uno de los espacios más importantes de la capital oaxaqueña, para el acercamiento de la cultura y las artes en sus diversas disciplinas, todo esto a través de aplicaciones en línea, que permiten hacer transmisiones que puede ver el público en donde quiera que se encuentre.

FLOR GOPAR EXPERTA EN REPOSTERÍA FINA AL ALCANCE DE TODOS.

Flor Gopar nació en la ciudad de Oaxaca de Juárez, Oax., un día 28 de Noviembre, habiendo cursado sus estudios básicos en la misma capital del Estado en donde ha vivido siempre. Con una gran experiencia de 27 años en la repostería, ha ido Flor Gopar, perfeccionando sus técnicas en la elaboración de pasteles, gelatinas de frutas; de crema; así como pub cakes, elabora el tradicional pan de yema y el mismo, pero con mantequilla, todos con un sabor exquisito.

Año con año, ha ido capacitándose por compañías que son las proveedoras de la materia prima, de los diversos productos que ella elabora, por ese motivo es que ha participado en alrededor de 20 cursos, algunos de ellos son de elaboración del pan y panqué base para pasteles y la decoración que es un tema muy extenso, ya que hay técnicas tales como figuras de fondant, así como el delicado manejo de la crema chantilly, con lo cual se pueden hacer diseños, a la altura de la imaginación de los clientes, que cada vez son más exigentes, ya que solicitan cosas inesperadas, como pueden ser, personajes de moda, así como escenografías de películas, de edificios arquitectónicos, así como en muchas ocasiones, que las empresas realizan o tienen un festejo, solicitan que se elabore el diseño de su logotipo de su marca, en la parte principal del pastel, ya que actualmente se acostumbra, que no solo se realiza el corte del pastel, para después repartirlo, sino que se comparten las fotos en las diversas redes sociales, así como también se queda de testigo en la memoria fotográfica de los archivos de cada empresa o institución, privada o de gobierno.

Flor Gopar nos cuenta muy emocionada, que cuando era niña veía a su mamá la Sra. Carmen Gopar Soriano, preparando algunos postres como el panqué de naranja, el pan de yema, las roscas de reyes, gelatinas, budín, frutas en conserva, así como flan napolitano, arroz con leche y una gran diversidad.

Fue así como a ella le nació el gusto por querer aprender las formas de elaboración de los postres. Sin embargo nos comenta que los principios básicos los aprendió de su mamá, pero ya las técnicas más modernas, fue gracias a los cursos que le fueron impartidos por las grandes compañías, ya

que este arte de la repostería, es muy competitivo y por lo tanto, se debe de estar a la vanguardia, ya que así lo demanda el público y para estar en el gusto y la preferencia de los clientes, es necesario estar actualizado, pero como nos cuenta Flor: “Me apasiona mi trabajo, no siento como pasan las horas y el cansancio lo siento mucho después, no cuando estoy fascinada trabajando, ya que todo lo que tiene que ver con la repostería, para mí es un gran placer poder realizarlo, no solo a cambio de un pago, sino por satisfacción personal y sobre todo el ver la alegría de mis clientes, al ver sus diseños que están conforme a lo que solicitaron, sobre todo que además de la decoración, aprecian y valoran mucho el sabor de los productos, que es lo que te identifica y por lo cual, regresan a comprarte y te siguen recomendando, con familiares y amigos, pero para mí además es muy bonito el saber que se van contentos, a su festejo, y que me toman en cuenta en eventos muy importantes, para sus vidas”.

Dentro de los pasteles que ella misma reconocen son sus productos estelares están: pasteles de 4 chocolates, el tradicional de tres leches y la especialidad de ella es el pastel de queso con zarzamora.

Flor Gopar, nos platicó que en este último período de la “Cuarentena”, los clientes le encargan algún pastel o postre vía redes sociales a su Facebook: Flor Gopar o bien por whatsapp al 951-526-5804 en donde ella platica sobre los detalles del evento, para realizar un diseño muy exacto.

Fascinada por haber nacido en una ciudad tan hermosa, Flor Gopar los invita también a que conozcan la Casa de la Cultura de Oaxaca, ubicada a un costado de la Parroquia de los “Siete Príncipes”, pues está segura que será una gran locación para fotos y viajarás a través del tiempo, en donde si tienes suerte podrás ver a una monja capuchina descalza asomándose en alguno de los patios de este bellísimo y muy antiguo edificio.

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