La columna | Que no le digan… | El Parto | Por Mario A. Medina

Por Mario A. Medina 

¿Si Ricardo Anaya hubiera ganado la Presidencia de la República dejaría en los cargos directivos de las secretarias de Estado y de las paraestatales a los mismos funcionarios? La respuesta es obvia: No

El nacimiento de un nuevo ser o de un sistema de cosas puede significar algo traumático, pero al mismo tiempo esperanzador; puede representar serias dificultades ante lo establecido y al mismo tiempo, un acicate para superarse, para hacernos más fuertes y, por qué no, curar y cerrar heridas.

Andrés Manuel López Obrador, como candidato presidencial advertía que de ganar, en México, vamos a experimentar, no un cambio de gobierno, sino un cambio de régimen. Esto, desde luego, debe de representar una permutación profunda, no cosmética y por consecuencia significa que se deberán afectar muchos intereses.

Como Presidente electo, López Obrador ha mostrado sus cartas, muchas de las cuales les son incómodas para ciertos sectores, particularmente, a los privilegiados del sector público que, al menos, en más de tres décadas durante los gobiernos priístas y panistas, han sido beneficiados con salarios estratosféricos, groseros frente a quienes llegan a ganar en promedio al mes lo mismo que percibe uno de esos funcionarios al día.

En esta última semana hemos visto un cúmulo de información acerca de qué podría pasar con los empleados gubernamentales a partir de la decisión de recortar los montos salariales de la administración pública. Lamentablemente hay muchas lagunas al respecto, a qué niveles se va a afectar.

Hoy muchos empleados de mandos medios y bajos no tienen claro cuál va a ser su situación, si la tijera tocará sus recibos de pagos pero, insisto, esto por falta de información que de darse, calmaría las aguas que en los últimos días se ven turbulentas.

De esta perturbación se aprovechan escribanos venidos de afuera que hablan que las medidas de austeridad del próximo gobierno significan darle “patadas” a los servidores públicos. No, no coincido. La medida la imagino como una acción de lo que debe de representar un cambio verdadero, un cambio de régimen, más no de gobierno. No son patadas, es poner las cosas en su lugar, atender un clamor social frente al cinismo y la corrupción.

Las resistencias que presenciamos son obvias y entendibles, luego de haber sido, unos,  beneficiados por jugosos salarios la de Ministros y Magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación o como los que reciben los consejeros del Instituto Nacional Electoral; funcionarios de primer nivel de Secretarias de Estado y de paraestatales,  otros, que sin tener claro si les va a tocar los recortes, y que sus salarios corresponden a sus niveles de responsabilidad y capacidades, se oponen a que ello suceda. Hay terceros –seguramente muchos-, que dedicados a la aviación, han sido beneficiados de excelentes pagos mensuales sin trabajar.

En septiembre del 2016, la revista Proceso documentó que un empresario que presumía ser parte del Consejo de Finanzas del PRI de Toluca, también se jactaba de su relación con el presidente Enrique Peña Nieto. Fernando Velasco Alvear, destacó el semanario, “fue´aviador´ durante 19 meses en las oficinas de ProMéxico en Los Ángeles”. Como él, muchos pero muchos más cobran sin hacer nada.

Infografía tomada del semanario Proceso

 

Recién me informaron que algunos “peones”  “trabajan”, o mejor dicho cobran en diversas dependencias, producto de aquel Pacto por México; claro, como parte del pago o agradecimiento del gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto a los firmantes, no priístas. Esos dirigentes políticos, esos firmantes pusieron a sus muchachos o muchachas en una lista de los que cobran sin trabajar en diferentes dependencias públicas federales.  En fin.

En una nota publicada por El Sol de México, Miguel González, coordinador del Centro de Estudios Financieros y de Finanzas Públicas de la UNAM, consideró que se deben limitar los sueldos, pero de forma acotada: “Me parece que se han extralimitado las percepciones, prestaciones y privilegios de los servidores públicos de niveles superiores y deben acotarse. Sin embargo, extenderlo a todos los niveles de gobierno daría al traste con el servicio civil de carrera”. No cabe duda, como la de éste profesor, el equipo de López Obrador debe escuchar opiniones bien intencionadas.

Como candidato presidencial en el año 2000, Vicente Fox prometió, no sólo sacar al PRI  a patadas de Los Pinos, sino que iba tocar toda la súper estructura del régimen priísta. Nunca lo intentó, por el contrario, terminó por sumarse al priísmo.

La mudanza de régimen no puede ni debe entenderse como un cambio para que las cosas sigan igual; representa malestar, sacrificio, sí, desde luego, las cosas no pueden ni van a ser fáciles. El cambio, después de más de 30 años, donde el país y los de abajo han sido los perdedores, va a representar un parto difícil, donde habrá que usar, como en antes, fórceps, tal vez cesárea. Y sí, como dice el analista Jorge Zepeda Patterson en el diario El País, “con las medidas de austeridad de López Obrador los cuadros más competitivos emigrarán a otros trabajos mejor remunerados…, a menos de que este plan de austeridad logre instalar una nueva cultura sobre el servicio público”. Ojalá así sea.

Sí, el parto probablemente va a ser difícil, complicado.

Que no le cuenten…

 

Un conductor de un noticiero estelar de la televisión, preguntó respecto del tuiter de @lopezobrador acerca de la multa impuesta por el INE a Morena: ¿Venganza de quién?, preguntó y luego lanzó dos o tres posibles respuestas. ¿No se le ocurrió? la pista de que multa pudiera tener que ver con  aquello de los salarios grotescos que perciben el consejero presidente y de los consejeros del INE, los cuales tendrían que percibir menos, o sea, ganar por debajo del salario del presidente de la República.

Cuando se ha planteado en diferentes momentos aumentos a los salarios mínimos, de inmediato funcionarios gubernamentales, del Banco de México y la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, rechazan tal petición porque ven “riesgos inflacionarios”.

La Jornada del jueves 19 de julio: “Alza salarial a la alta burocracia días antes de los comicios; Hacienda no lo hizo público y fue retroactiva a enero”. “Fueron beneficiados 317 mil funcionarios federales”.

¿Y la inflación?, sí, no les preocupó. Seguramente éstos “VIP”  no votaron por El Peje. ¡Sí, claro!