Igavec Noticias Noticias Oaxaca
OPINION/Alejandro Leyva Aguilar
Hay un gran número de mexicanos que no entienden porqué cada día la economía de nuestro país pierde terreno frente a la poderosa moneda del monstruo del norte y le echan la culpa invariablemente al gobierno federal.
Si hubo 43 desaparecidos en Ayotzinapa que todos los mexicanos sabemos que los secuestró la policía municipal de Iguala, municipio dirigido por un perredista, cuyo gobernador en ese entonces era otro perredista, de todos modos, el culpable es el Presidente Enrique Peña Nieto.
Si no trajimos medallas de oro de la Olimpiada, Peña es culpable; si pierde la selección mexicana, Peña es culpable; si los paralímpicos traen medallas, es que Peña tiene minusválido al deporte.
Si los Militares actuaron abusivamente en contra de “civiles” en Tatlaya, -aunque hayan sido decisiones personales o de sus superiores-, los detractores del gobierno le echan la culpa completa al Presidente Enrique Peña Nieto.
Ayer, el dólar llegó a un máximo de 20 pesos en casas de cambio y en los bancos y esos mismos detractores del gobierno como Andrés Manuel López Obrador, le echan la culpa directamente al gobierno federal y en específico a Enrique Peña Nieto.
Es verdad que la clase política del país está desprestigiada y que mucha corrupción impera en todos los partidos políticos, hasta los que ocupan slogans como el de “honestidad valiente” que pregona el mesías de Macuspana y al que, con rascarle un poquito a la empresa Centro Histórico SA de CV, nos podemos percatar de que su slogan debería ser “deshonestidad cobarde”.
Muy pocos políticos se salvan de la corrupción y por eso las arengas del “peje”, penetran en el subconsciente ignorante de las masas que buscan vorazmente un culpable de lo que le pasa a México y ese, para fines políticos y electoreros, es el Presidente de la Nación.
El dólar y su alza, no es un asunto que Enrique Peña Nieto pueda frenar, nuestro gobierno y su Hacienda Pública, deben estar ocupados en revertir la tendencia a la alza del dólar americano y hacer los ajustes necesarios para que nuestra economía no sucumba como pasa en Venezuela y como sucederá en otros países cuya economía está petrolizada.
Las economías emergentes, dice el Instituto Internacional de Finanzas, mostraron una salida de capitales del orden de los 735 mil millones de dólares en 2015 y esa tendencia se presenta igual para 2016; México es una economía emergente.
Nuestro peso, es una moneda –como muchas en el mundo- petrolizada; su valor tiene que ver con el precio del petróleo a nivel global y, si nos ponemos a revisar un poco la economía mundial, nos daremos cuenta que hay tres factores que influyen para que el peso mexicano esté perdiendo valor frente al dólar y solamente en un de ellos el Gobierno Mexicano puede influir:
1. La caída del precio del petróleo por el alto suministro del combustóleo a nivel global (la mezcla mexicana llegó al mínimo de 20 dólares por barril)
2. El impacto de la desaceleración de la economía China en los mercados accionarios en el mundo y
3. La especulación (los inversionistas cambian de moneda para protegerse y eso genera que más inversionistas lo hagan).
Como dije, el Gobierno Mexicano sólo puede influir en uno de esos tres factores y esa es chamba del nuevo Secretario de Hacienda y Crédito Público José Antonio Meade Kuribreña que debe convertirse en el Heracles Griego para contener la caída del peso, convenciendo a los inversionistas que sigan invirtiendo en pesos mexicanos y no especulen.
No es Enrique Peña entonces quien afecta al peso mexicano y por eso sí cobran importancia las reformas estructurales impulsadas por el Presidente, porque algunas como la educativa, van dirigidas al desarrollo humano y con él, el desarrollo tecnológico de México con un propósito claro: la despetrolización de la economía.
El peje critica a Luis Videgaray y a José Antonio Meade al llamarlos “neoporfiristas” ¿habrá leído AMLO algo sobre la economía porfirista despetrolizada que llegó a colocar al peso por encima del dólar?… no lo creo, ¡él ignora muchas cosas buenas, que no se cuentan pero que cuentan mucho!
