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#Opinión Por: Alfredo Martínez de Aguilar
Desde que el hombre apareció sobre la faz de la Tierra puede carecer y dejar de hacer muchas cosas, como tener ropa y dónde vivir, pero jamás dejar de comer todo el tiempo, salvo que decida morir de hambre por razones políticas o religiosas en busca del heroísmo o la santidad.
Al principio de los tiempos, los seres humanos eran más felices porque eran libres, no necesitaban ropa y zapatos de marca, residencias inteligentes manejadas desde el celular, menos aún autos de lujo, aviones, helicópteros, sofisticadas joyas y relojes con su nombre en brillantes.
Sin innecesarios complejos de culpa creados por los sacerdotes de las primeras religiones bastaban inicialmente las simples hojas de plantas o árboles para cubrir sus genitales, mientras las mujeres, al igual que nuestras viejas abuelas indígenas, lucían en toples sin importar la edad.
No obstante, la auténtica libertad individual empezó a ser limitada, cuando los hombres decidieron mantenerse unidos y organizados en los primeros clanes y tribus, para poderse defender de otros grupos de personas y de las fieras salvajes que proliferaban por todos lados.
Pero los guerreros más fuertes, inteligentes audaces y valientes, que terminaron imponiéndose como jefes de los clanes y tribus, al igual que ahora entendieron que quien proporciona alimentos puede fácilmente controlar y manipular a todos, porque todos necesitan comer.
Tuvieron que pasar miles de años hasta que en un gran salto histórico el antiguo espíritu de la filosofía babilónica, fue sistematizada por la genialidad de los pensadores de Grecia y Roma, cuya visión humanista es cuna de la civilización cristiana occidental, y convertido en leyes.
Surgieron así las más exitosas estrategias vigentes del control del pueblo por los gobiernos en turno. Los emperadores romanos capitalizaron a su favor las miserias de la condición humana.
Sintetizaron el arte de gobernar en una sola frase, conformada por dos palabras, “pan y circo”.
Sabedores que el pueblo reclama de manera permanente comida y espectáculos surgió el Coliseo romano, y los emperadores siempre se esforzaron por dar de comer y espectáculos al pueblo pobre, hecha excepción de estúpidos enfermos de soberbia como Calígula y Nerón.
Guardadas las debidas proporciones históricas, a la fecha se continúa nombrando cónsules y/o gobernantes mayoritariamente más que a caballos a verdaderos asnos de dos patas. Oaxaca, estado y capital, ha sufrido durante casi medio siglo el incendio y destrucción de sus ciudades.
Estos antecedentes son obligados para entender la trascendencia política, social y ante todo político-electoral del combate a la pobreza emprendido por el Estado mexicano hace 25 años en el salinato con el Programa Nacional de Solidaridad, luego Oportunidades y después Prospera.
La SEDESOL se creó tras la publicación en el Diario Oficial de la Federación de las modificaciones a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal para fusionar dos secretarías, la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología, y la Secretaría de Programación y Presupuesto.
Ambas secretarías manejaban el Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL), así la nueva dependencia tendría como función principal el combate a la pobreza extrema. La nueva institución basó su estrategia en el Programa Solidaridad y buscó establecer una nueva relación entre Estado y sociedad, menos asistencialista y su primer secretario fue el ejecutado candidato presidencial Luis Donaldo Colosio.
Actualmente la SEDESOL trabaja en conjunto con varias instituciones para atender a las personas más vulnerables del país, como: Conadis (Consejo Nacional para el Desarrollo y la Inclusión de las personas con discapacidad), el Imjuve (Instituto Mexicano de la Juventud), la CDI (Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas), el Indesol (Instituto Nacional de Desarrollo Social), Fonart (Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías), así como con otras Secretarías del orden federal.
Hoy por hoy, los programas de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) han sido convertidos a nivel nacional y estatal en el principal semillero de candidatos oaxaqueños a senadores de la República y a diputados federales, por el gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto, por su alta rentabilidad electoral.
Encabeza la singular lista de oaxaqueños al frente de los programas sociales a nivel nacional Narcedalia Ramírez Pineda, directora del Instituto Nacional de Economía Social (INAES), y le sigue con gran éxito el director general de LICONSA, Héctor Pablo Ramírez Puga Leyva.
Y a nivel estatal figura de manera destacada el titular de la Secretaría de Desarrollo Social y Humano (SEDESHO) del gobierno de Alejandro Murat Hinojosa, Raúl Bolaños Cacho Cué, y el nuevo controvertido delegado federal de la SEDESOL, Alejandro Avilés Álvarez.
El Director General de Liconsa, Héctor Pablo Ramírez Puga Leyva, asistió como invitado especial a la conmemoración de 25 Años de Trabajo de la Secretaría de Desarrollo Social a favor de la inclusión y de los derechos sociales en Oaxaca, presidida por el gobernador Alejandro Murat y el subsecretario de SEDESOL Francisco García Bejos.
Ahí el oaxaqueño Héctor Pablo Ramírez Puga Leyva afirmó que en el combate a la pobreza, Oaxaca, los oaxaqueños y su gobierno, no están solos, cuentan con el respaldo de los diversos programas impulsados por la Secretaría de Desarrollo Social y específicamente por Liconsa.
En esta entidad, el Programa de Abasto Social de Leche del Gobierno de la República, beneficia a más de 163 mil personas que padecen carencias económica y/o alimentaria; mientras que con la estrategia “A peso el Litro” se atiende a 161 municipios oaxaqueños, lo que equivale al 53 por ciento de los 300 municipios del país incorporados a esa estrategia.
“Nos da mucho gusto regresar a Oaxaca y entregar buenas cuentas, y a decirles que vamos a estar pendientes de esta entidad para que en los municipios con mayor pobreza, no falte la leche, el alimento, ni los programas sociales que impulsa el presidente Enrique Peña Nieto, a través de la Sedesol que encabeza el secretario Luis Enrique Miranda Nava”.
“Venimos a echarle montón a Oaxaca para ayudar y arropar al gobernador Alejandro Murat, porque para atacar de fondo la pobreza extrema y la carencia alimentaria, se requiere de la voluntad, no sólo de un gobernador, sino de todo un pueblo, de funcionarios públicos, legisladores y académicos”, recalcó el Director General de Liconsa.
Aseguró que a 25 años de distancia, los programas sociales han contribuido a frenar la pobreza y a reforzar las economías regionales. “No coincido con quienes afirman que estos programas no han funcionado. Estamos en la disyuntiva de seguir avanzando con más historias de éxito y consolidar nuestras políticas públicas, o de caer en la incertidumbre y el engaño fácil del populismo mesiánico de quienes creen en la intolerancia y la descalificación”.
En el marco de la ceremonia alusiva al 25 aniversario de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), el Presidente Municipal, José Antonio Hernández Fraguas reconoció la labor que realiza esa dependencia federal, para atender la pobreza en las localidades de alta y muy alta marginación en las comunidades de México y principalmente de Oaxaca.
Durante el evento organizado por la Delegación en Oaxaca de la SEDESOL, el edil capitalino también destacó la aportación de la dependencia federal para trabajar por la inclusión y derechos sociales de las personas en situación de vulnerabilidad.
Hernández Fraguas refrendó la disposición de su administración para trabajar de manera conjunta con la Federación y el Gobierno del Estado, y con ello encaminar las acciones necesarias que permitan abatir los rezagos históricos que aún enfrenta la entidad, principalmente la capital oaxaqueña.
Además, recalcó la importancia que ha tenido la dependencia federal para el desarrollo del país, ya que gracias a los diversos programas que implementa como seguro de vida a jefas de familia, PROSPERA, 65 y más, 3X1 para migrantes y estancias infantiles, entre otros, se dan pasos decididos entre los tres niveles de gobierno para lograr el desarrollo social en la capital oaxaqueña.
@efektoaguila
