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Por Alfredo Martínez de Aguilar
* Los actos anticipados de campaña y el uso de recursos públicos documentados desde hace dos años provocaría la improcedencia o cancelación del registro de Claudia como candidata y expondría a Morena a la suspensión por seis meses o cancelación del registro.
* El presidente Andrés Manuel López Obrador sabe que, aunque sus consejeros incondicionales en el Instituto Nacional Electoral inicialmente garanticen total impunidad a Sheinbaum, finalmente el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación le daría palo.
Herida de muerte por los graves delitos electorales denunciados por Marcelo Ebrard y su grupo de diputados federales, Claudia Sheinbaum no sería candidata presidencial de Morena el próximo año.
Este escenario de ninguna manera es una aberración político-electoral, producto de un sueño de opio, sino resultado del rompimiento de la liga con Claudia Sheinbaum por la abierta rebelión del ex Canciller.
La acusación de Ebrard por el “monumental acarreo” y brigadas de los gobiernos federal, estatales y municipales para apoyar a la delfina presidencial es respaldada por el grupo de Ricardo Monreal.
Un grupo de 80 diputados federales afines a Ebrard denunciaron el uso de la Secretaría del Bienestar a favor de Claudia y exigieron un cese al acarreo, la pinta de bardas y la colocación de espectaculares.
El oaxaqueño Ángel Domínguez acusó acarreo a “los eventos de la señora”; pidió a delegados y gobernadores que “se pongan la camiseta” y trabajen “en favor del pueblo de México”, y no se “entrometan en la política”.
Andrés Manuel López Obrador sabe bien a bien que, aunque sus consejeros incondicionales en el INE inicialmente garanticen total impunidad a Sheinbaum, finalmente el Tribunal Electoral le daría palo.
Los actos anticipados de campaña y la utilización de recursos públicos desde hace dos años, documentados por Ebrard, provocaría la improcedencia o cancelación de su registro como candidata.
Y expone a Morena a la aplicación del artículo 456 electoral que sanciona la gravedad de la violación con la posible suspensión no menor a seis meses o, peor aún, con cancelación del registro al Partido.
Consumado y contumaz animal político, el presidente recupera el proyecto de intentar imponer a su hijo favorito y principal asesor político, Andy López Beltrán, en la presidencia de la República en 2030.
Para conseguirlo bajaría de la candidatura presidencial en 2024 a Claudia y subiría a su “hermano” Adán Augusto López, a condición de que trabaje durante su sexenio por la candidatura de Andy en 2030.
Con este compromiso, confirmado por una fuente digna de todo crédito por su acceso al “círculo rojo” presidencial, se fortalece la posibilidad que este escenario se haga realidad durante los próximos días.
De no ser candidata presidencial Claudia Sheinbaum y sí Adán Augusto López, el escenario nacional y local cambiaría radicalmente, especialmente en Oaxaca, pues Salomón Jara está alineado con Claudia.
Ello provocaría que cambie la correlación de fuerzas y que seguramente habría cambio de candidatos a las senadurías, diputaciones federales y locales, así como en las principales presidencias municipales.
Al fortalecerse esta posibilidad por la rebelión de Ebrard, el tiempo nos daría la razón, días después de adelantar la semana pasada, que la imposición de Claudia podría dar un cambio radical de 360 grados.
Como consecuencia lógica, Ebrard no sería candidato presidencial de Morena y de abrirle Dante Delgado las puertas de Movimiento Ciudadano, AMLO le aplastaría con denuncias por corrupción.
El estado de cosas puede descomponerse y complicarse más todavía a López Obrador si, como todo parece indicar, Xóchitl Gálvez será la responsable de la construcción del Frente Amplio por México.
De ser candidata presidencial Xóchitl, más de la ciudadanía que del PAN, PRI, PRD, la elección presidencial en 2024 dejaría de ser un día de campo para López Obrador con el riesgo real de la derrota.
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