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Detrás de la Noticia: Navidad, tiempo de pedir perdón a México y Oaxaca

Opinión por Alfredo Martínez Aguilar

  • A riesgo de escandalizar a las buenas conciencias y a los políticamente correctos, generalmente pasamos por alto que en mayor o medida somos corresponsables de los males sociales nacionales.
  • Salvo honrosas excepciones, a querer o no, guste o no, nuestra omisión o negligencia por apatía, cobardía o abierta complicidad, ha contribuido a hundir al país en el caso social y político.

Al margen de fanatismos fundamentalistas religiosos cristianos, preponderantemente mocherías ritualistas, Navidad es palabra reducida de Natividad, es decir, nacimiento. Nacimiento de Jesús.

La Navidad entraña el milagro del renacimiento psicoemocional en los ya nacidos, conscientes racionalmente de tener la invaluable oportunidad de volver a nacer y ser mejores cada día.

Sin prejuicios ni manipulación que pretenden controlar la conciencia individual y colectiva, ciencia y religión van de la mano y frecuentemente se entrecruzan y enriquecen su visión particular.

La Navidad se conmemora en el solsticio de invierno, cuando el sol comienza a crecer y los días son más largos, y se celebra a Juan El Bautista en el solsticio de verano, cuando el sol declina.

No es casual y sí causal que la Cristiandad lo haga de esta manera como magistral lección astronómica sobre la vida y muerte, principio y fin, Alfa y Omega, Orto y Ocaso, Eros y Tánatos.

Asistimos en el nacimiento de Jesús a la primera Epifanía pública del Salvador. El Dios hecho hombre, haciéndose tan hombre como nosotros, sujeto a las mismas debilidades salvo el pecado.

A la luz del universo infinito, llamada por la ciencia energía, que no perece solo se transforma o bien, alma y espíritu por las religiones, la Navidad es oportunidad de renacer, a partir del perdón.

Hoy, es vital, asunto de vida o muerte, hacer un profundo examen de conciencia individual y colectivo que concluya en la imperiosa necesidad de pedir perdón a México y a Oaxaca.

Es indispensable y urgente expresar con inteligencia, humildad, buena fe y buena voluntad, personal, familiar, social y nacionalmente, un sentido mea culpa y un mea máxima culpa.

A riesgo de escandalizar a las buenas conciencias y a los políticamente correctos, generalmente pasamos por alto que en mayor o medida somos corresponsables de los males sociales nacionales.

A nuestro juicio, no basta en el mejor de los casos que nos esforcemos individual, familiar, profesional o empresarialmente, por hacer bien nuestro trabajo y pagar puntualmente impuestos.

Salvo honrosas excepciones, a querer o no, guste o no, nuestra omisión o negligencia por apatía, cobardía o abierta complicidad, ha contribuido a hundir al país en el caso social y político.

Es tiempo de pedir perdón a México y Oaxaca, a los mexicanos en general y en particular a los oaxaqueños. Necesitamos participar cada día más activamente en la vida de la comunidad.

La creciente inseguridad y cada vez más brutal violencia, no es más que resultado de la escandalosa corrupción y criminal impunidad, derivada de las amplias redes de complicidad.

La desmedida ambición por el dinero rápido y fácil, sin llenadera alguna, sin importar su origen ilegal, han podrido el alma, el corazón y la mente de millones de mexicanos y oaxaqueños.

Somos nosotros personal, individual o colectivamente, quienes hemos trastocado la escala de valores universalmente aceptada: amor y respeto a la vida, a la libertad y a la dignidad humanas.

Cada vez son menos los mexicanos y oaxaqueños dispuestos a luchar por la verdad, justicia, democracia y paz social, con todos los riesgos que ello implica, incluso, ser preso o perder la vida.

La inmensa mayoría silenciosa se ha hecho cómplice de la delincuencia común y organizada, millones de mexicanos se benefician del crimen organizado y del narcotráfico en el país.

Millones de familias de los diversos sectores cuentan entre sus miembros con adictos a las drogas, halcones, narcomenudistas, sicarios y lavadores de dinero en los altos estratos económicos.

Lo peor de todo es el silencio cómplice por temor o conveniencia de las propias familias y, por supuesto, de las autoridades de los diversos niveles gubernamentales, por abierta complicidad.

No es del todo cierto que el hambre, producto de la ignorancia y miseria, obligue solo a los pobres, excluidos y marginados, a enrolarse en las filas del crimen organizado y del narcotráfico.

La delincuencia organizada más peligrosa por su poder político y económico es la de “cuello blanco” que controla los diversos órdenes de gobierno y partidos, así como el sistema financiero.

A raíz de las revelaciones en el Juicio del Siglo a Joaquín Archivaldo Guzmán Loera “El Chapo” en Estados Unidos, se ha confirmado plenamente lo que ha sido un secreto a voces en México.

Los grandes capos del narcotráfico solo han sido instrumento de los gobernantes y políticos para financiar sus campañas electorales y acrecentar sus multimillonarias fortunas mal habidas.

Lamentable y dolorosamente, a pesar de su genial inteligencia, los capos del narcotráfico no han terminado de entender que siempre han sido y serán usados como peones por Estados Unidos.

Al final, son traicionados y desechados por sus cómplices en el Gobierno de México y terminan siendo extraditados y las más de las veces condenados a cadena perpetua en Estados Unidos.

El gobierno de México extraditó a Estados Unidos a seis narcotraficantes considerados objetivos prioritarios del gobierno que guardan relación con los cárteles de Tijuana, Los Zetas, los Beltrán Leyva y Sinaloa, algunos de ellos implicados en matanzas y asesinatos de periodistas.

Según trascendió, se trata de Gustavo Rivera Martínez o Carlos Herrera Ávalos, El P1; José Odilón Ramírez Perales; Mario Núñez Meza, El M10; Juan Carlos Juárez Torres; Francisco Hernández García, El Panchillo; y José María Guízar Valencia, El Z43.

Fuentes diplomáticas indicaron que la entrega de estos personajes ocurrió la semana pasada, cuando Ismael Zambada Imperial El Mayito Gordo, hijo del capo Ismael El Mayo Zambada, líder del cártel de Sinaloa, fue enviado a territorio estadunidense.

alfredo_daguilar@hotmail.com
director@revista-mujeres.com
@efektoaguila

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