Por Alfredo Martínez de Aguilar
El atentado a las vías generales de comunicación por la CNTE-CENEO, como el reiterado bloqueo al Aeropuerto Internacional y la toma por asalto de la Terminal del ADO no puede ser calificado de otra manera más que de terrorismo.
* Más claro todavía el ataque con explosivos caseros, elaborados con gasolina y fragmentos de aluminio, lanzados por los milicianos de la CENEO contra los policías que resguardan el Palacio de Gobierno al quemar llantas y pretender incendiar un autobús.
Como anillo al dedo cayó a los grupos radicales que manipulan a la Sección XXII de la CNTE desde la Comisión Política el justificado desalojo policíaco del zócalo por el ataque de los milicianos de la CENEO para escalar sus acciones terroristas.
Tras declararse «en alerta máxima», a nombre del Politburó de la Comisión Política, Libertad Reyes Guzmán amenazó a los gobiernos estatal y federal con el paro indefinido, si no dan respuestas claras, contundentes y no dilatorias.
La dirigente magisterial, Yenny Aracely Pérez, condenó cualquier acto de represión contra los normalistas. A lo largo de la lucha magisterial de la Sección 22 hemos refrendado el compromiso y el acompañamiento con la lucha del normalismo.
La miliciana de la radical Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) anunció un próximo paro de labores de 72 horas en Oaxaca para exigir respuesta favorable a su pliego de demandas y se respeten sus derechos laborales.
Pretextos no faltan a los dirigentes públicos y clandestinos de la CNTE para alargar su estrategia leninista presión-negociación-presión. El próximo 14 de junio celebrarán un aniversario más del fallido desalojo policíaco del plantón en el zócalo capitalino.
Y el 17 de junio celebrarán el aniversario de la formación por consigna de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) con más de 300 organizaciones, sindicatos, asociaciones civiles y comunidades que se solidarizaron con el gremio magisterial.
Aunque el vocero de la APPO, Flavio Sosa Villavicencio, ha sido cooptado por el gobernador Salomón Jara Cruz, a través de los negocios en los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO) no se descarta que la Sosa Nostra apoye a la CNTE.
Es la Guerra Popular Prolongada de la CNTE y la CENEO, basada en el análisis de la realidad basada en la ideología marxista leninista del proletariado, en la formación ideológica y política de sus militantes y cuadros, incluso con prácticas de campo guerrilleras.
El atentado a las vías generales de comunicación por la CNTE-CENEO, como el reiterado bloqueo al Aeropuerto Internacional y la toma por asalto de la Terminal del ADO no puede ser calificado de otra manera más que de terrorismo.
Más claro todavía el ataque con explosivos caseros, elaborados con gasolina y fragmentos de aluminio, lanzados por los milicianos de la CENEO contra los policías que resguardan el Palacio de Gobierno al quemar llantas y pretender incendiar un autobús.
El Código Penal Federal, en su Libro Segundo, Delitos contra la Seguridad de la Nación, Capítulo VI tipifica el delito de Terrorismo e impone pena de prisión de 15 a 40 años y 400 a 1200 días multa, sin perjuicio de las penas que correspondan por otros delitos que resulten:
“A quien utilizando explosivos intencionalmente realice actos en contra de bienes o servicios, ya sean públicos o privados, o bien, en contra de la integridad física, emocional, o la vida de personas, que produzcan alarma, temor o terror en la población o en un grupo o sector de ella, para atentar contra la seguridad nacional o presionar a la autoridad o a un particular, u obligar a este para que tome una determinación”.
El Artículo 139 establece: Las sanciones a que se refiere el primer párrafo de este artículo se aumentarán en una mitad, cuando además: I. El delito sea cometido en contra de un bien inmueble de acceso público o II. Se genere un daño o perjuicio a la economía nacional, como es el caso de la CNTE-CENEO.
El objetivo de la CNTE-CENEO es tomar como rehén la Guelaguetza y amenazar con sabotear la máxima fiesta folclórica para escalar el terrorismo, mediante acciones de presión y chantaje a los gobiernos estatal y federal.
La reedición del conflicto político-social del 2006 se inscribe en la reconfiguración política nacional de Oaxaca que se agrava por la improvisación, soberbia, falta de visión y sensibilidad de los responsables de la gobernabilidad, traducida en ineptitud.
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