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#Opinión Alfredo Martínez de Aguilar
Nada ilustra mejor para descubrir la mano negra que mece la cuna de la violencia en Oaxaca que la sentencia expresada por el decimosexto presidente estadunidense Abraham Lincoln, padre fundador de la Unión Americana.
El libertador de la esclavitud de los afroamericanos en los Estados Unidos de América afirmó que “Se puede engañar a algunos todo el tiempo y a todos algún tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo”.
Prueba de ello, cada vez más columnistas y analistas políticos desvelan el trasfondo más que obvio de la revuelta magisterial de la CNTE y que se sintetiza en la expresión: ¡Es la revolución comunista, estúpido!
Ramón Alberto Garza, director fundador del diario Reforma y del portal digital Reporte Índigo, lo expone con toda claridad en su columna más reciente La CNTE, ¿es la CNTE?, por lo que hacemos nuestro su texto.
“Alguien no se está dando cuenta que el conflicto magisterial, el que liderea la CNTE, no solo está fuera de control, sino que ya cambió de dueños”.
“Lo que en principio era un incipiente movimiento de rebeldía contra la Reforma Educativa acabó secuestrado por un puñado de líderes maoístas, marxista-leninistas, de aquellos que sacudieron a México en los 70s”.
“Los cabecillas que dominan la estrategia de lucha abrevaron en aquellos movimientos como la Liga Comunista 23 de Septiembre o en las tesis de Lucio Cabañas. Pero su objetivo final va más allá de la reivindicación de los maestros”.
“Por eso el tufo a anarquismo, a incapacidad de alcanzar acuerdos, a intransigencia que se muestra en que cada vez que se siente la cercanía de un final ganar-ganar, el marcador vuelve a ceros”.
“Podemos advertir, sin temor a equivocarnos que ni la insurgencia del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional en el despertar de 1994 fue tan compleja, tan intransigente, como la que se vive hoy con la CNTE”.
“Baste asomarse a los daños que en su tiempo generó en Chiapas el EZLN y los que está ocasionando en distintos Estados el conflicto magisterial, para dimensionar de lo que estamos hablando”.
“Con una diferencia fundamental. En 1994 el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari tuvo el acierto de designar a un negociador nato como Manuel Camacho Solís”.
“Y cuando lo hizo, hay que recordarlo, la relación entre Salinas y Camacho era tan tensa después del destape de Luis Donaldo Colosio como candidato presidencial del PRI, que el presidente volvió al punto cero”.
“El entonces inquilino de Los Pinos prefirió la capacidad negociadora e incluso el acusado protagonismo de su rebelde colaborador, antes que dejar el conflicto en manos incapaces o inexpertas”.
“Y la mejor prueba de que aquello funcionó es que difícilmente el conflicto traspasó su enclave chiapaneco. Y la única incursión del Subcomandante Marcos en la Ciudad de México se dio hasta el sexenio panista de Vicente Fox. Un debut y despedida”.
“En el movimiento “magisterial” de la CNTE se dibuja con toda claridad la estrategia que se traza en la guerra de guerrillas. El foco está claro que es Oaxaca. Pero la conflagración trasciende ya a Guerrero, Michoacán e incluso Nuevo León. Y avanza”.
“Con toda razón, el sector empresarial censura la incapacidad de una autoridad que no puede reivindicar el Estado de derecho y que permite impunemente el bloqueo, primero de calles y avenidas locales, para más tarde asfixiar las carreteras federales”.
“A partir de esas acciones viene el secuestro de la estabilidad económica, dificultando o impidiendo el abasto de bienes de consumo y bloqueando la salida de la producción industrial que surte insumos a decenas de empresas manufactureras, nacionales y extranjeras. El malestar social crece y la presión sobre el gobierno también”.
“El que no reconozca en estas acciones una estrategia de guerra de guerrillas está ciego. Y quienes pretendan sentar a la mesa a quienes operan usando máscaras magisteriales, acabarán secuestrados y derrotados en su propio campo de batalla”.
Esta última advertencia de Ramón Alberto Garza es un escenario político futuro a corto y mediano plazo que tiene como término fatal la madre de todas las batallas electorales en las elecciones presidenciales del 2018.
Los grupos armados que apoyan la revuelta de la CNTE en los estados de Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Michoacán, el Estado y Ciudad de México utilizan al presidente nacional del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Enloquecido por su obsesión patológica de ser presidente de la República, Manuel Andrés López Obrador esta convencido de poder utilizar a la CNTE, así como a las organizaciones sociales y grupos armados que le apoyan.
El objetivo final de todos es intentar tomar por asalto el poder presidencial en 2018 y para conseguirlo qué mejor pretexto que rechazar la Reforma Educativa y demandar su abrogación a sabiendas que ésta no se dará jamás.
De ahí que diez años después la reedición del conflicto 2006, que terminó en un rotundo fracaso para establecer la Comuna Oaxaca, no es más que el tubo de ensaye en el laboratorio nacional para estallar “la primera revolución del Siglo XXI”.
Por el desmantelamiento de los organismos de inteligencia civiles por los gobiernos tecnócratas priistas y, luego por la docena trágica de los panistas, Enrique Peña Nieto, no conoce bien a bien al enemigo al que enfrenta detrás de la CNTE.
Sin embargo, el mayor problema que enfrenta el rumbo del país en la disputa por la nación entre el populismo comunista y el neoliberalismo globalizador son las complicidades existentes entre los gobiernos federales y estatales con la CNTE.
Dichas complicidades rayan en las traiciones a grado tal que, hasta antes de la detención de los dirigentes visibles de la Sección XXII, Rubén Núñez Ginez y Francisco Villalobos Ricárdez, los agentes del CISEN asistían sin ninguna problema a las asambleas.
Además, los agentes del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, plenamente identificados y ampliamente conocidos por todos los dirigentes públicos y clandestinos, tenían acceso a todos los documentos e información. ¿Por qué ahora, se muestran sorprendidos?
@efektoaguila
