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#Opinión: Rosy RAMALES
Cuando el proceso interno del PRI para “elegir” al candidato a Gobernador de Oaxaca, Javier Villacaña Jiménez fue uno de los priistas apuntado, que al final llegó a firmar el famoso “Acuerdo de Unidad”, que más bien fue de sometimiento a la voluntad de grupos de poder internos; llegó junto con Martín Vázquez Villanueva y María de las Nieves García Fernández.
Por cierto, Nieves no firmó el acuerdo, pero apareció en la foto, tal vez gracias a la amistad con el entonces presidente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones Rivera, o quizá porque con antelación se puso a las atentas ordenes de Murat. El caso es que, mostrando influencia en los grupos de poder, Nieves apareció en la foto, en la campaña electoral como vocera de la misma, y en la lista de candidaturas a las diputaciones plurinominales; y es ya diputada electa para la próxima Legislatura local.
Retomando el tema, Javier Villacaña Jiménez se apuntó a sabiendas de las desventajas internas; él, como el resto de los priistas oaxaqueños tenían un mejor derecho. No obstante, su anotación se percibió como una inclinación de balanza, al fin de cuentas en la praxis priista las definiciones cuentan y obligan.
Y bueno, cualquiera de los aspirantes a la candidatura a la gubernatura necesitaba del consenso y del acuerdo con Javier Villacaña para poder contar con el respaldo de su base social de la capital oaxaqueña. Cada vez que algunos de los aspirantes realizaba un mitin en Oaxaca de Juárez, o municipios conurbados, los espacios los llenaban seguidores de Villacaña.
¿No es así? Claro, sobre todo cuando los prospectos no conocían más allá de algunas calles del Centro Histórico, que en alguna ocasión recorrieron en calidad de turistas. Porque, ¿cuándo han visto a los políticos (hombres y mujeres) caminar libremente y con detenimiento por las calles de la Ciudad de Oaxaca? Tal vez un poco más las mujeres, pero quizá más por encontrar algún glamuroso huipil típico en tiendas de la calle de Alcalá, para estrenar en el más próximo evento político.
Entonces, si Villacaña les cumplió, lógico es que sea uno de los priistas con posición en el gabinete del próximo Gobernador de Oaxaca, Alejandro Ismael Murat Hinojosa. Y según el run run, el actual presidente municipal capitalino sería un prospecto a ocupar la Secretaría de Administración.
Mmm, ¿qué no era la Secretaría de Desarrollo Social y Humano? Incluso, se le ha llegado a mencionar también como prospecto a la Secretaría General de Gobierno.
Francamente, veo su perfil más acorde para una Sedesoh, pues parece innata en él la gestión social, el contacto con la comunidad que estar encerrado en Ciudad Administrativa y en reuniones con los burócratas. Claro, la Secretaría de Administración puede ser más que eso.
En fin, a ver qué resulta y que sorpresas vienen con el “milagro oaxaqueño”.
¿Todo listo para la Octava de la Guelaguetza?
Eso parece, tenemos una espléndido y renovado Auditorio Guelaguetza, con velaria, escalinatas y un recién construido puente peatonal; sobre el camino, comerciantes de las tradicionales empanadas de amarillo, verde y flor de calabaza, y toda antojería típica de Oaxaca se disponen a realizar ventas extraordinarias que les ayuden a sostener a sus familias en los momentos aciagos que enfrenta la entidad.
Lo que sigue sin haber, es turismo. Ocho días de esperarlo y no llegó en las cantidades industriales de otros años. Como por ejemplo en el 2015, en que no cabía un alfiler en la capital oaxaqueña, Huatulco y Puerto Escondido, principales destinos turísticos de la entidad, que, además, cuenta con maravillosos destinos de montaña como los desarrollos ecoturísticos de la Sierra Norte.
Habrá Octava de la Guelaguetza, pero sin derrama de turismo y, en consecuencia, sin derrama económica; por lo menos, no la esperada por las oaxaqueñas y los oaxaqueños del sector, incluidas las señoras que hacen las empanadas, los molotes, los tacos, la barbacoa, el téjate, las aguas frescas, etc.
Sí, todo parece indicar que habrá Octava de la Guelaguetza, salvo decisión en contrario de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), con cuyas acciones lesivas a la población se están ganando a pulso el repudio de diversos sectores sociales. Y debería ser al revés.
