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#Opinión Rosy RAMALES
Vocecitas alarmadas decían: “¡No abras, no abras; allá afuera están los maestros y quieren entrar!” Niños corrían asustados buscando refugio debajo de las camas. Familias completas se abrazaban sin encontrar explicación a lo que sucedía en las carreteras y calles de Oaxaca.
Llovía gas lacrimógeno. Helicópteros policiales sobrevolaban. Mientras, manifestantes avanzaban en sus barricadas diseñadas hasta con tanques de gas. Peligrosamente prendían fuego a llantas colocadas a todo lo ancho de la carretera. Se escuchaban detonaciones de armas de fuego, ambulancias, gritos de gente asustada y llanto.
Eso ocurría cerca del crucero hacia la utopista a la Ciudad de México y hacia el valle eteco, a unos 25 kilómetros de la capital oaxaqueña.
Algo de lo peor ya había pasado. Más de ocho horas de refriega en el municipio de Asunción Nochixtlán entre elementos de fuerzas de seguridad y supuestamente profesores de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y miembros de sus organizaciones “sociales” afines.
Era un operativo de desalojo de los manifestantes apoderados de la carretera federal desde ocho días atrás, que montaron barricadas para impedir el ingreso de policías. Ocho días sin dejar pasar camiones con verdura, carne, fruta, animales y diversos productos. Todo Oaxaca empezaba a resentir la escases de alimentos.
Manifestantes embozados en su mayoría enfrentaron a la policía. Alguien tocó las campanas del templo de la comunidad. Algunos pobladores salieron solidarios, confiados en una lucha magisterial auténtica, pero el movimiento de mentores poco a poco se va volviendo en una cosa amorfa, donde confluyen diversos y aviesos intereses.
En su cuenta de Twitter, el diputado local Jesús López Rodríguez y dirigente de la organización social denominada Frente Democrático Popular acusaba: “Responsabilizo a @GabinoCue y @EPN por el asesinato de Yalid Jiménez Santiago del FDP a manos de la policía federal y estatal”.
El FDP es una de las diversas organizaciones sociales afines al movimiento magisterial. Otras son: Comuna, MAIZ, FPR y FIOC; varias de las cuales participaron activamente en la reciente campaña electoral de Morena en el Estado de Oaxaca, y algunos de sus líderes encabezaron movilizaciones en el 2006 desde otras agrupaciones.
En el 2006 Flavio Sosa Villavicencio dirigió la autodenominada Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), y hoy está al frente de Comuna; y en la etapa de resultados de la elección del pasado cinco de junio, fungió como representante de Morena ante OPLE oaxaqueño.
Empezaba a caer la noche cuando las barricadas se triplicaron sobre la carretera federal hacia la salida a la Ciudad de México. Llantas ardían formando escandalosas nubes de humo negro. Se escuchaba como un sonido de cacerolas, helicópteros, gritos. Mientras en el Centro Histórico de la capital oaxaqueña, manifestantes prendían fuego a sus barricadas para impedir el acceso de la policía y el desalojo del plantón magisterial, instalado desde hace un mes provocando el cierre de comercios y el despido de trabajadores.
El negro día empezó la noche anterior con imágenes similares en el municipio de Salina Cruz, donde la policía desalojó la barricada que impedía la salida de pipas de gas de la Refinería “Antonio Divalí Jaime”. La región del Istmo, por cierto, es la segunda zona más afectada por la movilización supuestamente magisterial, cuyos simpatizantes desde hace más de ocho días mantienen cerrada la carretera, y el medio día del domingo prendieron fuego a dos autobuses de la línea AU.
Todo tipo de desmanes son justificados por los manifestantes para hacer valer sus dos principales exigencias: Libertad de los líderes magisteriales y la no aplicación de la Reforma Educativa. Quemaron hasta un tráiler lleno de pollos vivos, en el contexto de le refriega en Nochixtlán, y menos les importó la vida de seres humanos, entre ellos de un reportero que cubría la movilización “magisterial” en el municipio de Juchitán.
Llegó la noche en medio de la zozobra. Quien sabe qué le esperaba más tarde a Oaxaca. La gente se encerró en sus casas, con miedo de asomar la mirada siquiera. Había el rumor de la incursión de las fuerzas de seguridad para desalojar el plantón instalado en el primer cuadro de la Ciudad de Oaxaca, donde manifestantes saqueaban comercios sembrando un terror nunca antes sentido. Las líneas de transporte urbano anunció la suspensión de labores; los burócratas también.
El rojo anochecer reportaba un saldo de 6 muertos (5 civiles y 1 policía), más de 50 heridos y 21 detenidos. Y solo era el reporte de la refriega en Asunción Nochixtlán.
Lo vivido el domingo superó en mucho la tragedia del 2006.
¡BASTA DE DISCURSOS!
El encono magisterial ha dividido no solo a Oaxaca, sino a todo México. Hay quienes apoyan la lucha de la CNTE, pero no la mayor parte de la población. Hay más bien repudio a la violencia nunca antes vista.
En la violencia cooperan tres: Los manifestantes de manera determinante, la fuerza pública que intenta restablecer el orden para garantizar el libre tránsito por las carreteras y calles de Oaxaca, y los políticos que alientan y hasta dirigen las mal llamadas organizaciones sociales.
Oaxaca está sitiada, triste, gris, con olor a sangre. Mientras los políticos emprenden su festín y se alistan para proclamarse salvadores con meros discursos demagógicos, cuando quien sabe si ellos mismos alimentan a los grupos infiltrados en el magisterio para sembrar el terror y el caos.
¡Basta de discursos!
El Presidente de México, Enrique Peña Nieto, ideó en la Reforma Educativa, pero sin la estrategia política para instrumentarla en entidades donde el magisterio sentó sus reales con la ayuda de los propios gobiernos locales de por lo menos 20 años para atrás.
El Gobernador de Oaxaca, Gabino Cué Monteagudo, llegó con el respaldo del magisterio oaxaqueño y nunca pudo librarse del sometimiento tácito hasta cuando dio el golpe de timón y le quitó el control educativo.
Y Andrés Manuel López Obrador atiza el fuego ofreciendo a los maestros de la CNTE que cuando Morena llegue al poder echará atrás las reformas estructurales, entre ellas la Reforma Educativa. El discurso le ha redituado seguidores en entidades como Oaxaca, donde su partido se ha colocado ya en la segunda fuerza electoral.
¿Y todos los fines sexenales y electorales serán a costa de la sangre y de la paz de los oaxaqueños?
