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Por Rosy Ramales
Rumbo a las elecciones locales 2021, cuyos procesos electorales empezarán en breve, aunque algunos en fechas distintas, dirigentes partidistas han dejado entrever una alianza electoral (coalición) entre Morena y el PRI en Jalisco, donde habrá comicios de diputados al Congreso del Estado y de ayuntamientos en 125 municipios.
El dirigente estatal priista en Jalisco, Ramiro Hernández García, habló de la posibilidad de una alianza “parcial” en por lo menos el 25% de los municipios de aquella entidad; es decir, en unos 31 ó 32. Y dio a entender que el líder nacional, Alejandro Moreno (“Alito”) no descartó tal posibilidad.
Porque además reconoció (en una nota difundida por la Agencia Quadratín) que la imagen del PRI “no es la mejor en estos momentos”, por eso buscarán “los mejores perfiles” para las candidaturas en municipios donde (es de suponerse) han manifestado el propósito de una alianza priista-morenista.
¿Y los mejores perfiles estarán en Morena?
¿Y una alianza Morena-PRI después de las zapatizas que morenistas han puesto a priistas, empezando por el líder moral y político del Movimiento, Andrés Manuel López Obrador? No los han bajado de lo peor; ahí está el caso de Emilio Lozoya como el más reciente ejemplo.
Aunque una alianza Morena-PRI no sería como el agua y el aceite, porque comparten ciertos matices ideológicos y hay morenistas que tampoco cantan mal las rancheras hasta en el arte del control electoral a partir de la estructura pública.
En fin, que quizá una alianza Morena-PRI similar a la prevista en Jalisco, puede estar planeándose para otras entidades federativas de las 32 donde en 2021 habrá elecciones locales, y que pueden ser coaliciones parciales o flexibles, aunque lo mejor sería totales.
Porque políticamente se verían pésimo. Imagínense a líderes y candidatos de Morena alabando al PRI en aquellas demarcaciones electorales donde ambos partidos irían juntos, y hablando lo peor donde competirían separados.
Mmm… en algunas entidades solo guardan la apariencia de rivales político-electorales, pues las cúpulas se entienden a la perfección sin importar el sentir de la militancia, ni la división interna porque hay quienes desean rescatar al PRI y hay quienes ya cavan la tumba cual enfermo incurable de Covid-19.
Un extraño caso es Oaxaca, donde en 2021 habrá elecciones de diputados locales y de ayuntamientos en 153 municipios regidos por partidos políticos (los otros 417 se rigen por Sistemas Normativos Indígenas); y donde actualmente en el Congreso la mayoría la tiene Morena y el Ejecutivo lo encabeza un cuadro emanado del PRI: Alejandro Murat Hinojosa.
Un gobernador priista con muy buena amistad con el Presidente de la República y jefe político de Morena, Andrés Manuel López Obrador, con todo y cuando en ocasiones lo ha dejado solo en situaciones difíciles para Oaxaca como lo fue, por ejemplo, el desastre del sismo con epicentro cerca de Huatulco (cuando menos así lo percibió buena parte de los oaxaqueños).
Además, Alejandro Murat guarda también muy buena relación con el líder de la Junta de Coordinación Política en el Senado de la República, Ricardo Monreal Ávila, un morenista de colmillo retorcido en política. Y también guarda buenísima relación con el senador y líder fáctico del Partido Verde, Manuel Velasco Coello.
Es más, Enrique Murat Hinojosa, hermano de Alejandro, es el suplente de Manuel Velasco, a quien ya sustituyó algunos meses mientras éste concluía su mandato como gobernador de Chiapas (de esos “inexplicables” juegos que en ocasiones avalan las autoridades electorales).
En fin, que dada las variadas, diversas y sui géneris relaciones de jefe político del priismo oaxaqueño, en Oaxaca se preguntan si en las elecciones locales el PRI se coaligará con Morena y con el Partido Verde como ocurrió en Baja California, o nada más con Morena o nada más con el Verde.
Aunque al PVEM ya no le convendría ir con el PRI; ahora el aliado redituable es Morena, y el Verde se pegará al partido que le ofrezca más, aun cuando hasta ahora le deba todo al Revolucionario Institucional, pues en realidad la votación a favor del Verde siempre ha sido baja en la entidad oaxaqueña.
Hasta el momento el PRI sigue siendo la segunda fuerza electoral en términos de estadística local; en los hechos quien sabe, porque proyecta una imagen de abandono, de muy poco trabajo rumbo a las elecciones 2021, de desconocida estructura. Vaya, hasta le pusieron una dirigencia inexperta, sin peso, sin la estatura política exigida en la praxis para llevar con éxito la batuta.
Y eso, en los círculos locales, lo ven como señal de una posible alianza Morena-Verde, pero donde en las candidaturas también vayan cuadros priistas para las elecciones locales 2021; incluso también para las federales.
¿Será? ¿O será que la cúpula priista prepara una entrega lisa y llana de los cargos de elección popular a Morena. Un adelanto de la entrega de la gubernatura en el 2022, cuyo proceso electoral iniciará en 2021 prácticamente concluyendo el proceso federal en puerta.
Entonces, no sería casualidad, sino causalidad, la sospecha en círculos locales: La ubicación de los cuadros priistas más allegados a Alejandro Murat para postularlos a los cargos de elección popular en 2021, locales y federales, en una coalición Morena-Verde, o en el mejor de los casos PRI-Morena-Verde.
Es más, en una alianza fáctica, porque no podrían coaligarse legalmente, algunos priistas serían ubicados en Fuerza Social por México, si acaso el INE le otorga el registro.
En todos los casos, Alejandro Murat como jefe político necesitará cuadros de tierra. En el caso del PRI, son escasos entre sus allegados; en el Verde se cuentan con los dedos de una mano, y también Fuerza Social por México (cuyos cuadros podrían participar de manera individual si la organización no obtiene el registro, y hasta podrían movilizar electores).
En fin, todo está en veremos. Pero tanto para elecciones locales como federales las coaliciones permitidas por la ley no tardan en cocinarse, salvo que algunos partidos de plano se duerman u opten por competir solos.
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Correo: rosyrama@hotmail.com
