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Opinión por Rosy Ramales
Hasta anoche pintaba compleja la elección del presidente o de la presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), por parte del Senado de la República.
Se tambaleaba la terna conformada por José de Jesús Orozco Henríquez, Arturo de Jesús Peimbert Calvo y María del Rosario Piedra Ibarra, hija de María Rosario Ibarra de Piedra.
No había consenso total ni mayoritario para ninguno de los tres candidatos; senadores integrantes de las comisiones unidas de Derechos Humanos y de Justicia los objetaban.
¿En el curso de la noche alguna candidatura alcanzaría el consenso? La terna hoy pasará al Pleno del Senado para elegir presidente o presidenta de la CNDH.
Claro, si las cosas se complican aún más y nadie alcanza el consenso, la propuesta regresa a comisiones para una nueva propuesta, y listo. El mundo no se acaba.
Hasta anoche las cosas estaban más o menos así, según corrillos políticos:
José de Jesús Orozco Henríquez prácticamente estaba vetado por parte de senadores morenistas.
María del Rosario Piedra Ibarra, era cuestionada por su presumible afiliación a Morena y por su parentesco con una mujer ícono en la lucha de la izquierda mexica y defensora de víctimas; aunque precisamente por este vínculo la defendió el senador Ricardo Monreal Ávila.
Y Arturo de Jesús Peimbert Calvo fue objetado por su probable participación en la autodenominada Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) cuando el conflicto del 2006. Además casi de última hora llegó a manos de senadores una carta detallada sobre su actuación como titular de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO), una misiva, dicen, anegada de situaciones en contra.
Las objeciones de los integrantes de la terna provocó sendas reuniones de senadores, empezando por los miembros de las comisiones unidas. Unos alegaban ya no estar en tiempo para analizar objeciones; otros en cambio proponían cambio de terna.
Incluso, el senador Emilio Álvarez Icaza planteó una terna integrada con los siguientes aspirantes: Michael William Chamberlain Ruiz, Ricardo Antonio Bucio Mújica y Rosy Laura Castellanos Mariano.
Es más, argumentó vicios en el proceso acordado previamente de parlamento abierto.
Álvarez Icaza estaba muy duro. También él fue enfático en los señalamientos hechos en la carta hacia Peimbert Calvo, quien a pesar de las objeciones en su contra, traía más consenso que Orozco Henríquez y Piedra Ibarra.
Hasta anoche Peimbert Calvo estaba fuerte. ¿Y cómo logró colarse el colaborador del ex gobernador de Oaxaca, Gabino Cué Monteagudo?
Pues dicen que trae el acompañamiento de grupos políticos y de morenistas del estado de Oaxaca como, por ejemplo, Flavio Sosa Villavicencio, quien ha sido uno de los más importantes activistas sociales de la entidad y promotor del crecimiento de Morena.
También dicen que más bien Peimbert trae el acompañamiento del senador Salomón Jara Cruz, aspirante prácticamente declarado a la gubernatura de Oaxaca.
Y entre tanto run-run, en los corrillos parlamentarios también se comenta que el último matrimonio del ex ombudsman oaxaqueño le ha traído buena suerte debido a cierta cercanía con personas allegadas al primer círculo del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.
¿Será por eso que ven fuerte a Peimbert Calvo? Porque francamente no creemos que el mandatario federal ande haciendo sugerencias al Senado; más bien hasta el momento se ha mostrado respetuoso en este caso.
Como sea, pero Arturo Peimbert hasta anoche traía a su favor a senadores de varias filiaciones políticas, principalmente priistas y perredistas. ¿También del Verde?
Pues si él llega a la presidencia de la CNDH, ¿sería un elemento de fortalecimiento del grupo del senador Salomón Jara para la gubernatura de Oaxaca?
Parece que los oaxaqueños están jugando con todo para la Comisión Nacional de Derechos Humanos y para la sucesión. Por cierto, no se les olvide que también para ésta también figura Adelfo Regino Montes, persona de mucha confianza de AMLO y que sin tanto escándalo avanza en la aceptación social.
Así que mejor dejen de politizar órganos autónomos como la CNDH, donde es necesario un perfil de incuestionable calidad moral. Recuerden que la fuerza de las acciones de la Comisión radica en peso moral, más que en peso jurisdiccional.
La CNDH requiere de un perfil ajeno a los partidos y a cualquier interés político; comprometido únicamente con la defensa de los derechos humanos. ¿Pueden elegirlo así? ¿O echarán a perder uno de los pocos órganos buenos que tiene México?
En fin, el preámbulo a la elección de la presidenta o del presidente de la CNDH se puso color de hormiga. Veremos qué resulta en la sesión de este miércoles en el Senado de la República porque es indispensable la mayoría calificada y hasta anoche ninguno de los integrantes de la terna la reunía.
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Correo: rosyrama@hotmail.com
Rosy RAMALES
