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#Opinón de Rosy RAMALES
Gabino Cué Monteagudo abandonó Oaxaca tan pronto y como terminó su mandato como gobernador. Incluso, en su momento se dijo haber puesto “pies en polvorosa” días antes de concluir el sexenio. El caso es que ni siquiera se presentó a la sesión solemne de transición del Poder Ejecutivo local como legalmente correspondía.
¿Y a dónde se fue? El ahora ex mandatario coalicionista se refugió en la Ciudad de México, según se supo desde un principio. Y al parecer sigue en la capital del país. Dicen que se dedica a dar asesorías.
¿Asesorías? ¿Y de qué tipo? ¿O sobre qué temas? Por ejemplo: ¿El arte de quebrar una entidad? ¿Cómo vender la imagen de la reencarnación de la madre Teresa de Calcuta? ¿Cómo pasar cómo demócrata siendo todo lo contrario? ¿Cómo tener un asesor financiero multimillonario sin haber sido funcionario del gabinete? ¿Cómo pasar a la historia como un fracaso de la transición democrática? ¿Cómo hacer para que tus aliados te abandonen? Etc.
En serio, Gabino Cué ahora se dedica a dar asesorías, según personas allegadas a él. Aunque no precisaron de qué tipo.
Tiene una oficina en algún lugar de la Ciudad de México donde no se paran ni las moscas. Ups. Es el costo de perder el poder. Imagínense, Gabino Cué fue el gobernante más aclamado por su histórica hazaña de haber arrebatado la gubernatura al PRI, y hoy es el más abandonado.
Así de triste es la condición humana. Mientras alguien tiene poder es la persona más querida y aclamada; pero cuando ya no lo tiene se convierte en apestado, máxime si carece de sólido equipo y lo persigue la imagen de haber colapsado la economía oaxaqueña.
Hasta sus mismos allegados se duelen de verlo tan solo, tan abandonado. Ah, pero eso sí, bien pesudo.
Claro, según los gabinistas, Cué solamente dejó un pasivo de alrededor de dos mil 200 millones de pesos. Y según datos de la actual administración estatal, nada más fueron reclamados y acreditados mil millones de pesos por acreedores y proveedores diversos.
Y también según gabinistas, ¿qué creen? ¡Son mentiras todas y cada una de las versiones sobre desvío de recursos y faltantes! Y es falso que Cué haya dejando en ceros las arcas estatales. ¿Entonces por qué en la nueva administración aseguran no tener ni un peso partido por la mitad?
Es más, los gabinistas sugieren a los alejandristas dejarse de inventar cosas porque ya les llegará el fin de sexenio y quien sabe si salgan limpios. Toda mala acción se revierte, sentencian.
En fin, igual y Cué ni quiera está en México. Lo único real es la soledad de un ex mandatario repudiado hasta por sus aliados electorales.
¿Y LAS REUNIONES DE GABINETE?
El Gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat Hinojosa, venía realizando reuniones de gabinete todos los lunes por la noche, para evaluar el desempeño de sus colaboradores en la administración estatal: Cómo van, qué hacen, qué hace falta, son eficientes o disfuncionales, hay coordinación interinstitucional, etc.
Sin embargo, hace alrededor de dos meses que no hay reunión de gabinete. ¿O se han llevado a cabo y no invitan a todos los servidores público ni siquiera del gabinete legal? Mmm…no… más bien, no ha habido.
¿Por qué? Nadie lo sabe. Pero se preguntan: “¿Quién dio la mala idea al gobernador de suspender las reuniones de gabinete?” “¿Alguno de sus cercanísimos colaboradores importados de la capital del país y del Estado de México?” De esos a quiénes funcionarios oaxaqueños han bautizado como los “muchitos perfumados”.
Palabras más, palabras menos.
Y francamente son necesarias las reuniones de gabinete porque seguramente habrá servidores públicos con planes interinstitucionales ávidos de interactuar con uno, dos o tres secretarios y en presencia del gobernador para que éste gire las instrucciones correspondientes y aquellos cumplan en vez de evadir compromisos.
No obstante, no hay para cuándo reanuden las reuniones de gabinete. Es más, existe el planteamiento de sustituirlas por encuentros más pequeños y cerrados entre colaboradores de áreas específicas. Ups.
Había la creencia de que las reuniones de gabinete funcionaban como los consejos de administración de las empresas, cuyos integrantes evalúan errores y fortalezas para trazar rutas de éxito.
Ahora vemos que no es así.
¿Será que las reuniones de gabinete se convierten en encuentros estériles que solamente sirven para ir a tomar café, sonreír falsamente, alabar las acciones de gobierno dy derrochar halagos para el gobernador? O sea, ¿puro espejismo? En fin.
