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Opinión por: ROSY RAMALES
Andrés Manuel López Obrador hoy pasa de ganador a Presidente Electo de los Estados Unidos Mexicanos, mediante declaración de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
Un acto con el cual concluyen los procedimientos de la elección presidencial, le da firmeza a la misma y da paso a que AMLO en lo sucesivo pueda presentarse ya con la formalidad de Presidente Electo de México.
Por supuesto, da paso también a acelerar la entrega recepción de la administración pública federal, que a partir del 1 de diciembre próximo encabezará López Obrador, cuyos planes pueden ir tomando forma sin la incertidumbre de la calificación de su elección.
Aunado a ello, el 01 de septiembre diputados federales y senadores electos asumen el cargo integrando la próxima Legislatura del Congreso de la Unión con una composición totalmente distinta, donde el PRI se reduce casi a la nada política.
En fin, estamos en la víspera de la transición de Poderes Federales y locales en la mayoría de las entidades federativas; algunas renovarán Legislativo y las menos, Ejecutivo.
Y tal renovación implica un problema también: El “desempleo”, por decirlo de algún modo, porque cientos y quizá miles de priistas se quedarán sin trabajo… bueno, más bien sin cargo, porque quien sabe si trabajen.
Y no nos referimos a los priistas que se afanan en tareas públicas, y éstas son su única fuente de ingresos, su trabajo; sino a los cientos de priistas con algún cargo en la administración publica federal o municipal, o estatal en aquellas entidades donde renovarán gubernatura. También, cargos legislativos.
¡Imagínese cuánto desempleado, entre quienes dejarán de ser senadores, diputados federales, diputados locales y concejales, así como delegados federales, subdelegados, directores, secretarios de Estado y subsecretarios, entre otros!
¿¡Dónde los van a meter!? Todos no cabrán en el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI, ni en los Comités Estatales, ni en los gobiernos locales en las poquísimas entidades donde tendrán gubernatura en 2018; serán alrededor de 12.
Pongamos un ejemplo de entidad donde gobierna el Partido Revolucionario Institucional (PRI): Oaxaca, donde a partir de finales de este mes Jorge Toledo Luis dejará de ser senador de primera minoría (suplente en funciones).
Además de nueve priistas que terminan funciones como diputados federales: Oscar Valencia García, Carlos Sarabia Camacho, Silvino Reyes Tellez, Álvaro Rafael Rubio, Edith Yolanda López Velasco, Cándido Vitalicio Coheto Martínez y Gonzalo René Brito Herrera.
Porque hay quienes teniendo diputación federal de mayoría relativa, participaron en las recientes elecciones concurrentes en posiciones privilegiadas en las listas plurinominales como el caso de Yarith Tannos Cruz, quien encabezó la lista del PRI por el principio de representación proporcional para el Congreso oaxaqueño.
Entonces Yarith no será de los cuadros priistas en apuros económicos por falta de ingresos, ni de quienes sufran la vigilia pública.
Hay otros cuadros oaxaqueños como Mariana Benítez Tiburcio, quien también termina como diputada federal pero seguramente ella estará en el juego nacional dado su carácter de cuadro de esa talla.
Luego a mediados de noviembre próximo, cuando concluya el ejercicio legal de la Legislatura local, habrá 16 priistas más que dejarán de ocupar curules en Oaxaca. A la tasa de desempleo público, agreguen a quienes en diciembre terminan como delegados federales , y a quienes en enero del 2019 dejan el puesto de concejales.
El gabinete del gobernador Alejandro Murat Hinojosa no tiene tantos espacios como para dar “empleo” a todos, salvo que, mediante reformas ex profeso, amplíe el número de secretarías, subsecretarías y direcciones. Claro, queda la otra opción: Los apoyos económicos mensuales.
Ups. ¡No alcanzará el presupuesto! Todo se iría en gasto corriente, ¿y la inversión en obras y acciones de gobierno?
Tal escenario seguramente se replicará en las diversas entidades federativas.
En el 2000, cuando el PRI pierde por primera vez la Presidencia de la República, el escenario no fue tan desolador para los priistas, pues buscaron acomodo en los gobiernos locales. Pero ahora éstos serán menos.
En fin, a ver qué pasa. Porque como dice el refrán popular, “el que por su gusto muere, hasta la muerte le sabe”. Y los priistas, con sus honrosas excepciones, llevaron al PRI a la peor de sus derrotas en las elecciones de julio pasado.
Por lo pronto, ya empiezan los jaloneos en las entidades con gobierno priista en busca de una posición en el gabinete. Por ejemplo, tan luego pasó la elección concurrente con tan desastrosos resultados electorales, se desataron los demonios en Oaxaca.
En esta entidad, el fuego amigo se ha enseñoreado en contra del Secretario General de Gobierno, Héctor Anuar Mafud Mafud, para cuyo puesto pululan los tiradores. Lo peor es que con el ánimo de no quedarse sin empleo, al golpearlo, también golpean a Oaxaca al generar desestabilización.
Claro, los conflictos y movilizaciones “sociales” no son gratuitas.
