Opinión por: Rosy RAMALES
Llevan apenas poquito más de un mes como diputados federales y senadores y ya han producido gran cantidad de iniciativas de ley y puntos de acuerdo. A ese paso, van a terminar sobre-parchando la Constitución y las leyes secundarias.
Y lo peor, con disposiciones inobservables. O sea, ahí estarán en el texto constitucional o legal, pero sin aplicarse debido a tanto requisito o intereses políticos. Es el riesgo.
En fin, que entre la proliferación de iniciativas, hay varias muy interesantes; una es la presentada este martes por el senador perredista Antonio García Conejo para crear la Secretaría de Economía Social y Solidaria.
Propuesta sensata, pues una dependencia de tal naturaleza tendría el fin de “impulsar una economía desde la autogestión de los trabajadores, una economía social y colaborativa”.
Sin embargo, quien sabe si la política de “austeridad republicana” enarbolada por Morena permita crear una Secretaría de Economía Social y Solidaria, cuya instalación y operación requiere de presupuesto suficiente para cumplir los objetivos.
Implicaría más burocracia. Aunque los legisladores bien pueden desaparecer organismos y dependencias inútiles del despacho del Poder Ejecutivo para crear otras de importancia vital para el desarrollo del país como, por ejemplo, en materia de economía social.
Quien sabe si el equipo de transición del Presidente Electo, Andrés Manuel López Obrador, tenga contemplada un área en dicha materia, a la cual han relegado sexenio tras sexenio cuando puede convertirse en el detonante de la disminución de la pobreza de pueblos y comunidades de la República Mexicana.
¿O en realidad en próximo Gobierno Federal no pretende abatir los índices de pobreza? Claro, sin pobres no hay votos cautivos. Aunque quizá valga la pena reflexionar en ello, porque las elecciones del 2018 han sido un claro ejemplo hasta del hartazgo de los pobres.
Estando en el gobierno, el PRI les dio a manos llenas y no le funcionó. ¿O los engañó? ¿O en el regateo de votos Morena ofreció más a los pobres? Los morenistas distan mucho de blancas palomas; también repartieron cuanta cosa para ganar electores.
En fin, retomando el tema. El actual Presidente de México, Enrique Peña Nieto (del PRI), contempló en su gabinete un organismo en la materia en comento: El Instituto Nacional de la Economía Social (INAES), sectorizado de la Secretaría de Desarrollo Social.
Por cierto, presidido por una persona conocedora y sensible al tema como Narcedalia Ramírez Pineda, por sus raíces en la mixteca oaxaqueña.
Mediante el INAES se generaron empresas sociales en diversos municipios del país, donde los productores se organizaron para, por ejemplo, envasar miel, jamaica, mole, chocolate, stevia; o para producir jabones a base de ingredientes naturales; o para elaborar pan, aretes de hilos de pino; o para la crianza y venta de ganado.
En algunos casos, los productores beneficiados con créditos, asesoría y el seguimiento del INAES consiguieron colocar sus productos en los principales supermercados del país, y algunos entraron al mundo de la exportación.
¿Se dan cuenta? Impulsar la economía social, es impulsar el crecimiento económico en las comunidades y, por ende, el progreso de las mismas, lo cual impacta en bajar los índices de pobreza y en el desarrollo de la entidad y luego del país.
Es lo que no ven en los gabinetes económicos federal y locales. Los gobernantes, sobre todo de perfil tecnócrata, creen que todo es macro-economía, cuando también puede haber crecimiento de abajo hacia arriba.
La economía social puede ser mejor opción, incluso, que los programas sociales; con éstos hasta se corre el riego de generar más pobreza porque los beneficiarios en su mayoría se vuelven dependientes de los apoyos económicos y ya no hacen nada para mejorar por sí mismos sus condiciones de vida.
Por ejemplo, se han dado casos en que las mujeres quieren tener más hijos para obtener más apoyo económico por parte del gobierno.
En cambio, mediante la economía social la gente aprende a trabajar; se organiza, se auto-emplea, produce y vende. Y cuando sus pequeñas empresas crecen, generan empleo.
Claro, sería necesario establecer candados para evitar sean beneficiadas organizaciones sociales, cuyos líderes se dedican a vivir de lucrar con ello. La economía social también puede ser una opción ideal para los productores de manera individual.
En fin, el tema es apasionante por su posibilidad de impacto en el crecimiento de la economía de las comunidades y pueblos de nuestro país.
Lástima de la pequeña importancia dada a la economía social por parte de los gobiernos federal y locales. El INAES fue insuficiente para impactar de manera decidida, a pesar del evidente empeño de Narcedalia Ramírez Pineda; al Instituto seguramente le hizo falta presupuesto y atribuciones.
En ese contexto, parece acertada la propuesta del senador Antonio García Conejo para crear la Secretaría de Economía Social y Solidaria en la administración de AMLO.
Si no se crea, por lo menos debe seguir existiendo el INAES, pero con facultades de más alcance.
EN OAXACA SE ADELANTARON A LOS SENADORES
El senador José Antonio Cruz propuso reformar el artículo 22 de la Constitución General, para agregar otros delitos en relación con los cuales se deba dictar la extinción de dominio, particularmente los relacionados con hechos de corrupción.
Bien. Pero en el Oaxaca ya se adelantaron a los senadores.
El Congreso Local hizo reformas a la Ley de Extinción de Dominio, mediante las cuales las propiedades obtenidas por funcionarios públicos a través de actos de peculado, enriquecimiento ilícito y cohecho serán adjudicadas al Estado para beneficio público.