CRÓNICA POLÍTICA: La gran oportunidad de los partidos “chicos”: Quitarse los candados

Opinión por Rosy Ramales

¿Va en serio la propuesta de eliminar la prohibición que tienen los partidos políticos de nueva creación (o sea, los chiquitines) de participar coaligados en elecciones?

Solamente los partidos que han pasado la primera competencia, habiendo conservado el registro, tienen derecho a coaligarse.

Y se da en los dos órdenes: Federal y estatal; es decir, tanto los partidos con registro nacional como aquellos con registro local están atados de manos con la prohibición.

Además, reciben menos financiamiento que el resto de los partidos políticos porque en la ley de la materia se prevé una asignación desigual y una distribución inequitativa. Lo mismo en cuanto al derecho en materia de acceso a los tiempos de radio y televisión.

Claro, los partidos llamados “grandes” se han “despachado con la cuchara grande” vía sus legisladores en las cámaras del Congreso de la Unión, máxime cuando ahora existe una ley general para regular tanto a partidos nacionales como estatales.

En fin; que recientemente, como lo comentamos en ese momento, la senadora Sasil de León Villard presentó una iniciativa de reforma a la Ley General de Partidos Políticos para eliminar la prohibición que tienen los partidos de nueva creación de participar coaligados.

Y el diputado federal Jorge Argüelles Victorero acaba de anunciar que el Grupo Parlamentario del (extinto) Partido Encuentro Social (PES) promoverá una reforma que permita a los partidos de nueva creación puedan coaligarse con los ya existentes.

¡Bien! Ojalá y el resto de los partidos llamados “chicos” como el del Trabajo, el Verde y Convergencia respalden la propuesta. Porque si bien hace tiempo pasaron la prueba de fuego de la primera elección, también corren el riego de perder el registro en cualquier momento.

Claro, con la opción de convertirse en partidos locales. ¿Pero si también pierden el registro tras su primera elección en la entidad federativa de que se trate?

Es más, partidos como el PRD y como el PRI también deberían respaldar la propuesta de eliminar la referida prohibición, que más bien representa un eslabón de una cadena de candados para impedir el crecimiento de los partidos nacientes.

Candados mediante los cuales los partidos políticos poderosos someten a los desvalidos para convertirse en partidos satélite, comparsa.  

¡Este periodo ordinario de sesiones del Congreso de la Unión es la gran oportunidad para que los partidos chicos dejen de ser esclavos de los grandes, respaldado reglas para una competencia totalmente equitativa!

Solamente Morena corrió con la suerte de crecer irrefrenablemente en tan solo cuatro años: Nació en 2014 con registro nacional; para las elecciones federales del 2015 (que fue su primera elección) ganó espacios de mayoría y de representación proporcional; y en los comicios concurrentes del 2018 pues prácticamente se llevó todo.

Andrés Manuel López Obrador, su fundador y líder moral, hizo el milagro con su fuerte presencia. Pero respaldado por mismos priistas y fuerzas fácticas tanto internas como externas.

Cuadros del PRI entregaron la elección, no solamente porque la vieron perdida, sino también para efectos de impunidad; además, quienes bien se portaron ahora son correspondidos.

En fin, no todos los partidos de nueva creación corren con la misma suerte. Incluso, Morena contó hasta con el respaldo de algunos consejeros electorales cuando la etapa de cumplimiento exacto de requisitos para la constitución y registro de partidos políticos.

¿Cuántos partidos nuevos habrá para las elecciones concurrentes del 2021? El Instituto Nacional Electoral (INE) lo decidirá en julio próximo. Y quizá para muchos sea debut y despedida porque las condiciones de la competencia son realmente inequitativas.

¿Los partidos existentes a qué le temen? ¿Por qué no respaldar una reforma electoral de reglas equitativas, incluido el financiamiento público, el acceso a los tiempos de radio y televisión y las coaliciones?

Incluso, resulta interesante la propuesta de coaliciones entre partidos nacionales y locales. De hecho, se puede, pero solamente para elecciones federales, no al revés. Sin embargo, quizá el planteamiento vaya en el sentido de permitir alianzas solo en el ámbito estatal para elecciones federales.

Pareciera imposible porque se trata de elecciones en dos órdenes. No obstante, todos es analizable, revisable.

A veces las cosas más descabelladas pueden prosperar. Ahí está, por ejemplo, la propuesta de crear una Constitución Moral.