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Crónica Política : El avión presidencial, de insulto a distractor…¿o la rifa va en serio?

Opinión por Rosy Ramales

Qué capacidad tiene el presidente Andrés Manuel López Obrador para lanzar distractores mediáticos en momentos de escándalos que le pegan al Gobierno Federal encabezado él. ¿O va en serio la idea de rifar el avión presidencial?

Hasta eso, tiene la cualidad de decir las cosas tan en serio que parecen verdad; o al revés, dice cosas que parecen bromas del Día de los Santos Inocentes.

Nadie dudó de su intención de vender la lujosa aeronave adquirida en la administración del panista Felipe Calderón Hinojosa. ¡Pero de eso a rifarlo mediante la Lotería Nacional! ¿No es una idea descabellada? ¡Al rato querrá rifar Los Pinos como en los Sorteo-Tec! Esto sería más viable, ¿pero el avión?

Total, los mandatarios deberían vivir en la casa de su propiedad, y como cualquier trabajador trasladarse todos los días al palacio de gobierno para despachar los asuntos públicos sin checar tarjeta pues a final de cuentas ganan más que horas extras a pesar del principio de austeridad republicana.

Ni siquiera deberían vivir en Palacio Nacional porque éste siempre tiene la esencia del origen de los palacios concebidos como residencias reales, amuebladas y decoradas con el mayor lujo y estilo artístico. Entonces, quien ahí viva puede proyectar la imagen de un rey.

Imagínense a AMLO en el salón principal de Palacio Nacional vestido con una lujosa túnica dorada, capa guinda y corona de oro con aplicaciones de perlas, cuya entrada al recinto es anunciada por la servidumbre al estilo Edad Media: “Su majestad, el Monarca de la Cuarta Transformación”.

Vivir en Palacio Nacional es como subirse al avión presidencial en polémica: ¿O no? Por lo menos ambos derrochan lujo en su decoración, lo cual no va con un mandatario que enarbola la austeridad republicana. Por lo mismo rechazó vivir en la residencia oficial de Los Pinos, ahora convertida en museo.   

Una medida acertada.

¿Pero la rifa del avión presidencial? Y cómo ésta parece una idea descabellada pues desde cuando la anunció el presidente López Obrador, la opinión pública consideró tratarse de un distractor en un momento en que el nacimiento del nieto se dio en un hospital de Houston, Texas, en Estados Unidos, y no en un hospital del IMSS o del ISSSTE en México.

Claro, José Ramón y Carolyn Adams están en su legítimo derecho de elegir el lugar de nacimiento del nieto de AMLO. No obstante, el tema se convirtió en polémico por las ideas republicanas y austeras del tabasqueño, quien desde la izquierda mexicana ha enarbolado la bandera de “primero los pobres”.

Y miren, los hijos no están obligados a seguir las ideas de los padres, ni los padres las ideas de los hijos; entonces AMLO y sus descendientes son libres de hacer con su vida personal lo que les plazca. Sin embargo, parte de los mexicanos cuestionaron el nacimiento del nieto fuera de nuestro país y en un hospital de primer mundo.

Vaya, pulularon los memes. Hubo un meme donde el padre le dice al hijo que viajarían a México a conocer a su presidente, y alguien le contesta que el presidente del nieto no es AMLO, sino Donald Trump.

Al lugar del nacimiento del nieto, súmenle el escándalo en torno al Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), con cuya creación desapareció el Seguro Popular, el cual se había convertido en la única alternativa para los mexicanos de acceso al derecho a la atención médica, sobre todo de escasos recursos económicos.

La entrada en operación del Insabi acarreó la falta de medicamentos, problemas con los trabajadores del Seguro Popular por incertidumbre laboral, altas cuotas de recuperación por falta de reglas de operación, sometimiento de los gobernadores para entrarle con los recursos correspondientes de las entidades federativas, etc.

Y bueno, el anuncio de la rifa del avión presidencial resultó un buen distractor frente a temas que estaban golpeando al Gobierno Federal encabezado por AMLO, cuyos súbditos a veces no le ayudan mucho. Por ejemplo, los de su partido, Morena; ya ven el agarrón que traen Yeidckol Polevnsky y Bertha Luján por la dirigencia nacional.

Incluso, se ha anunciado que se prepara la elección de una persona como delegada en funciones de la presidencia nacional de Morena el próximo fin de semana en Congreso Nacional del partido, mientras se repone la elección interna.

Y las circunstancias nacionales e internacionales a veces tampoco ayudan mucho al presidente López Obrador. Ahí está la inseguridad en el país por crimen organizado. Ahí está la nueva ola migratoria de centro y sudamericanos para pasar por México con dirección a Estados Unidos, lo cual disgustará a Trump.

Trump puede pensar en que México pactó con los países vecinos del sur, frenar la ola migratoria hasta después de firmado el T-MEC, pues qué casualidad que una vez dado el aval estadounidense se dejó venir otra avalancha de migrantes. Los gringos pueden pensarlo aunque no sea así.

Un problema, tras otro; un escándalo tras otro.

A ese ritmo, el avión presidencial terminará rifado. ¿O la rifa siempre ha sido cosa seria y bien planeada?

En fin, si no sale un mejor postor, quizá el gobierno lo venda a la empresa de Nuevo León que ya alzó la mano. O llegado el plazo para vender la aeronave, AMLO decida que permanezca como un bien de la Presidencia de la República y lo usé.

¿O la intención en realidad es usarlo después de agotar todo intento de venta?

En fin, cada mexicano y mexicana tiene su propio criterio sobre el avión presidencial y la idea del presidente López Obrador de deshacerse de la aeronave mediante una compra-venta o una rifa; acción que debería consultarse a la ciudadanía (vía la consulta popular legal, no patito), porque el avión no es propiedad del presidente, sino de la Nación.

Bueno, aun ni siquiera es de la Nación porque el Gobierno de la República lo viene pagando mediante un sistema a largo plazo, costosísimo.

EL AVIÓN, UN INSULTO

En algo tiene razón el presidente Andrés Manuel López Obrador: El polémico avión presidencial es un mega insulto frente a la pobreza de millones de mexicanos.

Sillones amplísimos y acojinados; mesas para tratar asuntos ejecutivos, para comer como en un restaurante de primer mundo, para jugar o para servirse los más caros vinos. Y todo a costa del dinero del pueblo. Tiene hasta suite y baños de lujo.

Mientras la mayoría de los mexicanos a duras penas viajan en autobuses guajoloteros o de líneas de transporte con mejor servicio. Los que pueden viajan en avión clase económica, y pocos lo hacen en primera clase. Y en las comunidades indígenas andan a lomo de bestia.

Las imágenes del interior del avión presidencial generan indignación. ¿Pues cómo es posible que la clase gobernante disponga de los recursos públicos para vivir como reyes sin antes cubrir las necesidades del pueblo de México?

La Presidencia de la República debe contar con un avión presidencial, pero sin lujos; una aeronave cómoda mediante la cual el mandatario se traslade de un lugar a otro para cumplir con sus funciones.

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