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Opinión Por: Rosy RAMALES
El proceso electoral oaxaqueño, que inició el miércoles seis de septiembre, quizá parezca insignificante porque comprende las elecciones intermedias de diputados al Congreso Local y de concejales a los ayuntamientos por el régimen de partidos políticos.
Sin embargo, para el gobierno de Alejandro Murat Hinojosa el proceso adquiere toda la importancia, sobre todo por la elección de diputados locales para integrar la próxima Legislatura, en la cual necesita mayoría para la aprobación de reformas estratégicas y creación de leyes tendentes a concretar acciones planteadas por su administración.
En los tiempos de hegemonía priista, cuando el nuevo mandatario estaba en pleno ejercicio del cargo y venían las elecciones intermedias, solía decirse que se elegiría a “la Legislatura del gobernador”, lo cual significaba de entrada que las candidatas y los candidatos del PRI eran personas de su equipo o afines al gobernante.
Es decir, para la Legislatura intermedia ya no tenía por qué hacer concesiones a los grupos internos (y a veces externos) con cuyo apoyo había llegado a la gubernatura. Tampoco tenía por qué conceder a su antecesor la mitad de las candidaturas; claro, cuando ambos eran del mismo partido político.
Imagínense, en las elecciones locales del 2016 hasta Manlio Fabio Beltrones Rivera dio línea en Oaxaca para postular a un par de “priistas” a diputaciones plurinominales; evidentemente ninguno de ellos afín a Alejandro Murat; por el contrario. Sin embargo, ubicó al par (hombre y mujer) encabezando las respectivas fórmulas en lugares privilegiados de la lista de candidaturas por el principio de representación proporcional.
Influyó Beltrones, dicen, en la postulación de Samuel Gurrión Matías y de María de las Nieves García Fernández. ¿Será? Tal vez. Ninguno representaba gran cosa electoralmente; la presencia solo fue mediática. Y sin ser afines a Alejandro Murat, jefe político del priismo oaxaqueño, llegaron a ocupar principales posiciones camerales: La presidencia de la Mesa Directiva y la coordinación de la fracción parlamentaria priista, respectivamente.
En fin, que la bancada del PRI en la actual Legislatura se conformó con cuotas. Otros casos, por ejemplo: Luis Antonio Ramírez Pineda, quien a pesar de su experiencia legislativa en la Cámara Baja y de formar parte de la élite nacional, no ha despuntado como se esperaba en el ejercicio de la diputación local.
Quien fuera presidente del PRI estatal en las elecciones del 2016, Alejandro Avilés Álvarez, también acomodó a cuadros de su equipo, por ejemplo, Donovan Rito García, actual diputado local por el distrito de Tehuantepec. En la Legislatura integrada como resultado de dichos comicios, igualmente tuvieron cabida ulisistas como es el caso de la diputada María Mercedes Rojas Saldaña.
Para las elecciones locales del 2018, el hoy gobernador Alejandro Murat podrá en libertad proponer al PRI candidatos y candidatas a las diputaciones tanto de mayoría relativa como de representación proporcional para la integración de la próxima Legislatura oaxaqueña.
Los priistas allegados a él esperan que así sea, y que ningún ex gobernador, cuadro nacional o Tlatoani interno le imponga candidatos y candidatas. Claro, lo ideal sería la selección por voto universal, directo y secreto de la militancia; pero no será posible, salvo la existencia de buena voluntad.
Según personas allegadas al jefe político de los priistas oaxaqueños, éste no hará imposiciones, pero sí allanará el camino a quienes garanticen triunfos electorales, o por lo menos la obtención del mayor número de votos en cada uno de los 25 distritos electorales locales.
O sea, necesita de perfiles bien posicionados en el ánimo del electorado, honestos, con buen o mediano prestigio, y comprometidos con Oaxaca. Caso contrario, el PRI ni siquiera conservará las 16 curules que actualmente tiene en la actual Legislatura local, donde a las actividades y votaciones priistas se suman la diputada del PVEM, Nalley Hernández García, y el diputado del Partido Encuentro Social (PES), Gustavo Marín Antonio.
¿Y en el PRI habrá perfiles con tales características? Tendrá que buscarlos, porque, con sus honrosas excepciones, para la reelección casi no pintan; incluso, se arriesgan a la derrota electoral, sobre todo porque las elecciones locales serán impactadas por los comicios federales, y en Oaxaca la presencia de Andrés Manuel López Obrador sigue siendo fuerte, así que como candidato a la Presidencia de México por Morena puede causar serías afectaciones electorales al Revolucionario Institucional en la entidad.
Aunque Morena como partido anda algo desgastado y también su bancada en el Congreso Local, donde los morenistas no se han distinguido ni por tribunos, ni por productivos legislativamente. Además, en Oaxaca pululan los morenistas proclives al muratismo.
En fin, no falta mucho para los procesos internos de los partidos políticos, entonces, llegado el momento, se sabrá por dónde va la ruta local del PRI: Si a la derrota o a la victoria. Amén de aplicar la estrategia de la división de la izquierda, la cual dio buenos resultados al partido en las elecciones del 2016.
¿Y LOS CARGOS AL CONGRESO DE LA UNIÓN?
Por supuesto, al jefe político del priismo oaxaqueño seguramente también le interesa que el PRI gane las dos senadurías uninominales y la mayoría de las diez diputaciones federales en la entidad donde gobierna; lo cual sería dar buenos resultados electorales en tiempos de imposibilidad de los “carros completos”, salvo ocurra un milagro.
La clave del triunfo electoral es muy sencilla: Unidad priista y perfiles bien vistos por la ciudadanía, con trayectorias honestas o por lo menos exentas de ambiciones personales, y buenas campañas electorales. Que no influyan amagos de abandonar las filas priistas si no obtienen la candidatura porque creen merecerla (sin ser así); más ayuda quien no estorba.
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Correo: rosyrama@hotmail.com
Rosy RAMALES
