Por Wendy Cristina Hernández
Desde nuestra concepción ya estamos sometidos a diversas expectativas que la familia, los padres u otros tienen sobre nosotros, es común escuchar frases como: “Será tan inteligente como yo, tan bonita, tan sociable, será doctora, maestra como lo han sido los miembros de esta familia”, etc; pero esto no termina aquí, también en los entornos o personas con las que interactuamos escuchamos “sugerencias o incluso imposiciones” de cómo deberíamos ser: deberías ser más extrovertida, deberías ser más delgada, forzándonos a intentar alcanzar los prototipos para ser aceptados, e iniciando uno de los mayores conflictos para saber ¿Quién soy realmente?
La regla de oro es: “Actúa acorde a lo que piensas y sientes”, pero es donde entra otra disyuntiva , ¿cómo distinguir quien realmente soy, que pienso y siento?, preguntas sin respuesta en muchas ocasiones.
Cuando llega el paciente al consultorio es cuando inicia la búsqueda real de la autenticidad, descubrir y asumir mi Yo autentico, y no el que los demás quieren que sea, sin embargo partimos del YO que ya conozco a partir de los demás y lo que es evidente para mi: saber mi nombre, edad, mi talla de ropa, soy humana, de carne y hueso, etc. Ante esta información la persona empezara a mirar hacia dentro, empezara su viaje de autoconocimiento hacia el encuentro de su esencia, el proceso puede resultar frustrante y en ocasiones acompañarse de culpa, porque en el proceso se empiezan a hacer conscientes estas expectativas, creencias y sobre todo la tremenda carga del “DEBO SER MEJOR “, mejor para quien o para quienes o para qué. La respuesta a estas preguntas la tiene el inevitable “DEBO”, esta palabra es el condicionante que nos lleva a ser lo que los demás quieren que seamos ya que aprendemos que si soy de tal manera obtendré respuestas afectivas o indiferentes, debes portarte bien para que te quieran, debes ser bonita para tener novio, debes ser exitoso para que una mujer te quiera; debes ser sociable para caer mejor a las personas. Y es así como nos vamos convirtiéndonos inevitablemente en esculturas moldeables a las expectativas de nuestro entorno y en un momento de agotamiento por sostener estas mascaras o personajes es cuando entramos en crisis para ir al verdadero reencuentro de uno mismo.
Algunas claves que recomiendo para hacer más conciente este proceso:
- No guiarnos por el deber de SER MEJOR (Por que únicamente estaríamos buscando nuevas máscaras, recuerda se trata de exponer nuestro verdadero YO).
- Se trata de encontrar la mejor versión de uno mismo, lo importante es que sea movido por nuestros propios, deseos e intereses. Ya que esto implica responsabilizarnos de esta versión para nuestro beneficio.
- Responderme preguntas sencillas ¿Realmente soy yo quien desea… o son los demás ¿?
- Responsabilizarme de lo que soy y quien soy, solamente así podre ser congruente cuando decimos “Actúa como lo sientes y piensas”.
No hay fórmulas mágicas para saber con exactitud si eres tú auténticamente, aquí lo importante es que seas honesto contigo mismo, el auto engaño también es aplicable y tú decides si permanecer ahí te trae beneficios, ya que también hay que mantenerse en el plano de la realidad, SER, en ocasiones y recalco en ocasiones, trae beneficios y también costos… trae amores y rechazos, y hay que estar preparado para ello. Te deseo éxito en tu encuentro contigo mismo, porque incluso descubrir que te gusta ser como los demás quieren que seas también es parte de tu YO…